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Cercenaron poco a poco al INEE, acusa Teresa Bracho
 
Periódico La Jornada
Domingo 28 de abril de 2019, p. 12

Con la aprobación del dictamen de reforma a los artículos 3, 31 y 73 constitucionales, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) enfrenta su inminente desaparición a casi 17 años de su creación. Teresa Bracho González, presidenta de la Junta de Gobierno –encargo que concluye el próximo lunes– asegura que al organismo lo fueron cercenando de a poco.

El primer golpe, afirma, fue una imagen pública muy negativa mediante una campaña muy malintencionada; el siguiente fue declarar que el INEE debía desaparecer; el tercero, la propuesta del Ejecutivo federal para la reforma al artículo tercero constitucional, donde pasábamos a ser una oficina de hacer talacha, con un juicio muy equivocado y una exposición de motivos penosa; el siguiente fue que en la discusión de esa iniciativa se cedió la autonomía constitucional porque visiblemente se había convertido en el irrenunciable de Andrés Manuel (López Obrador), y eso fue un acto triste, lamentable.

Perder la autonomía constitucional, insiste, afecta el diálogo y la vinculación con otros poderes, entre ellos, los gobiernos estatales, con quienes el INEE logró tener un vínculo directo, incluso generar oficinas del instituto en las entidades, las cuales tuvimos que cerrar.

En entrevista con La Jornada, destaca el papel del organismo en la formación de expertos en evaluación educativa, tarea en la que aún falta avanzar, afirma, tras considerar como un fantasma la inconformidad magisterial por la aplicación de pruebas de desempeño.

El impacto (de la evaluación) sobre los maestros, explica, es también un fantasma que se construyó acerca del efecto que tuvo en su vida. Los docentes en el primer concurso estaban aterrados, pero luego ya no. Descubrieron que tampoco era nada del otro mundo responder a una evaluación que sí tenía beneficios para ellos de forma directa.

Sostiene que la evaluación para la permanencia tiene sentido por una sola razón: la nómina. Se pagaba a cualquier persona. La permanencia significa 'identifícame que eres un maestro con un demostración de responsabilidades', que realmente era un check list básico de cumplimiento de responsabilidad, saber que ese señor que está cobrando una nómina es un maestro”.

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▲ Teresa Bracho reconoce que al INEE le faltó publicar sus resultados.Foto Pablo Ramos

Antes de la reforma educativa peñista, agrega, no había una definición oficial de qué es un maestro. Fue el primer trabajo que hizo la Secretaría de Educación Pública (SEP) y con base en ello se hicieron los exámenes. Era necesario identificar quién era un docente, pues 25 por ciento o más del presupuesto del gobierno se iba a nómina magisterial.

Bracho González, experta en evaluación educativa, señala que nos cansamos de decir que el INEE no se crea con Enrique Peña Nieto, con él adquirió autonomía constitucional, pero el trabajo del instituto venía de mucho antes.

Reconoce que evaluar es un tema sensible porque evalúas al gobierno, sus acciones, las que el Presidente impulsa o no, es un juicio sobre los actores políticos y su acción en el sistema educativo.

Entre las principales debilidades del INEE, señala, está su capacidad para comunicar los resultados de las evaluaciones y que éstas impactaran las decisiones de las autoridades, los aparatos administrativos y las escuelas.

Fue una tarea que se hizo, pero quizá no con la intensidad que debió hacerse, probablemente ese haya sido uno de los hilos más flacos del trabajo institucional: entender que uno no hace evaluación en una institución pública para adquirir conocimientos, sino producir esos resultados y tener impacto en las decisiones de política pública y en la decisiones de trabajo escolar.

El nuevo organismo propuesto en el dictamen aprobado en San Lázaro rescatará buena parte de los componentes del actual instituto, al que también se le asignan nuevas atribuciones, pero sin la autonomía actual.