Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 19 de agosto de 2012 Num: 911

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bitácora bifronte
Jair Cortés

Paisajes del origen y
el vagabundeo de Yk

Lydia Stefanou

Máscara de falsa juventud
Rosa Nissán

La objetividad no existe
Alessandra Galimberti

Dos cuentos

El doble Chevalier d’Eon
Vilma Fuentes

Chavela Vargas,
la esencia y la existencia

Antonio Valle

La 20, cartografía
volumétrica
, de
Agnieszka Casas

Ingrid Suckaer

Leer

Columnas:
La Casa Sosegada
Javier Sicilia

Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

Galería
Enrique Héctor González

Mentiras Transparentes
Felipe Garrido

Al Vuelo
Rogelio Guedea

La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
Núm. anteriores
[email protected]

 

La objetividad no existe


Foto: Ana Salvá

Alessandra Galimberti

Inevitablemente saca su libreta y apunta. No puede ir a evento ninguno como simple espectadora. Su oficio como reportera cultural la traiciona. Ni modo, ya se ha convertido en su estilo de vida. Se fija en todos y cada uno de los detalles; todo sirve para después, en la tranquilidad de su casa, redactar una nota periodística.

No se atreve a hacer juicios de valor; demasiado delicado y si no se tiene un conocimiento profundo sobre la materia se arriesga una a ofender ociosamente a los artistas. Y aquí en Oaxaca, enseguida arde Troya. Las susceptibilidades están a flor de piel y las amistades se encienden y apagan al ritmo de felicitaciones, complacencias o deslustres. Por ello, Andrea, de apellido León Martínez, prefiere llevársela tranquila y atenerse a la descripción minuciosa de lo que ve y lo que oye. Y eso es más que suficiente para elaborar una buena crónica cultural.

La crónica es su género periodístico predilecto. Siempre le supone el mismo desafío: construir un relato rico en forma y fondo que guíe y transporte al lector por todos los vericuetos de la experiencia narrada. La famosa objetividad no existe; desaparece en el preciso instante en que se empieza a escribir. Pero no por ello es pan comido: una buena crónica exige –no hay vuelta de hoja– práctica, escritura a diario y también mucha lectura. Ella –lo sabe– está en ese proceso de crecimiento, aprendizaje y desarrollo. Se anota a cuanto taller organizan en Oaxaca. Lorenzo León Diez, editor de Ciclo Literario, ha hecho varios a lo largo de los años y Andrea siempre ha estado ahí, presente con papel y pluma en mano. En la computadora tiene registradas para consulta todas sus pestañas favoritas de internet: la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, impulsada por el gurú García Márquez. Etiqueta Negra, revista peruana del fundador Julio Villanueva Chang, referente indiscutible en la crónica latinoamericana; o la página mexicana de Gatopardo, donde publican a los grandes nacionales, entre ellos, obviamente, en su momento al querido y admirado Carlos Monsiváis.

Andrea llegó al periodismo cultural por las circunstancias que se fueron dando desde el momento en que, terminada su carrera de comunicación en la Mesoamericana, ingresó al campo laboral de los medios escritos en Oaxaca. En realidad, los temas que más atraen su atención son aquellos vinculados con problemáticas sociales –cómo recuerda todas las maravillosas crónicas que salieron por doquier en los años del auge zapatista– y con iniciativas autogestivas de desarrollo sustentable. Pero el medio periodístico oaxaqueño no es fácil. Empezó trabajando en 2004 como asistente de edición en Oaxaca Político, una publicación electrónica a cargo de Paulina Valencia. Andrea no se hallaba del todo: la bazofia de la vida política de la entidad la sobrepasaba en demasía. Fue entonces que la directora, sensible, la aventó al ruedo de la cultura. Era el mes de octubre cuando le encargó, por favor, que hiciera un reportaje sobre las caritas de los panes de muertos que ya estaban en venta dondequiera en la ciudad. Fue así que Andrea se inició.

Actualmente, trabaja como encargada de cultura para un periódico local en ciernes. Está solita, todo lo tiene que hacer ella misma: reportear, fotografiar, redactar, editar. En realidad, ninguna publicación diaria oaxaqueña valora verdaderamente la sección cultural. Normalmente tiene menos páginas que la de sociales, de nota roja o de avisos clasificados. Tal vez por ello, quién sabe, las mujeres son las que, en comparación con los hombres, encuentran nicho laboral en este ramo. La cultura está hasta atrás, en la cola de los intereses de los directores de los periódicos. Se considera que no aporta ni económicamente –pocos son los particulares que compran un espacio publicitario en esa sección– ni políticamente. Incluso dentro del gremio, la sección de cultura y los periodistas que en ella trabajan, tienen un estatus desprestigiado, como si no hicieran nada serio y se la pasaran vagueando de espectáculo en espectáculo al lado de los holgazanes artistas. Esta desvaloración ha impedido que en Oaxaca se desarrolle verdaderamente el periodismo cultural. Es más, Andrea considera que en el fondo ni siquiera existe. Lo que se da mayormente es el diarismo que se limita fundamentalmente a transcribir la cartelera del día a día.

Pero Andrea quiere ir más allá y por eso se toma muy en serio la responsabilidad que tiene hacia la plana y media de cultura en el periódico donde se desempeña laboralmente. Tiene varias limitantes, como la de tener que lidiar con las omnipresentes directrices que llegan desde arriba o la falta de colegas que le permitan una interlocución y retroalimentación en su trabajo. Pero más allá de ello, tiene el gran reto de ir encontrando el camino en un campo minado de grandes interrogantes. Por ejemplo ¿qué nota periodística priorizar y publicar? ¿Una entrevista al maestro Francisco Toledo o un reportaje sobre las muñecas de trapo que desde hace quince años ofrece la misma vendedora ambulante en cincuenta pesos? ¿Un concierto de la Orquesta Primavera en el zócalo de la ciudad o una tocada de hip hop en el casota? Y estas disyuntivas se desmiembran en una infinidad más de preguntas: ¿cómo romper con la lógica verticalista que prima en la cultura en Oaxaca? ¿Cómo incorporar los actores culturales periféricos? ¿Cómo ampliar el espacio de legitimación cultural? ¿De qué manera hacer para que la oferta cultural circunscrita alrededor del Andador Turístico se desplace hacia las colonias? … En fin… ya es tarde y Andrea, seguro, ya estará de regreso a su casa. Y antes de sentarse frente a la computadora para transcribir sigilosamente las entrevistas del día, se acostará en el sillón largo junto a la ventana para devorar las páginas finales de la última novela de Haruki Murakami.