Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 22 de noviembre de 2009 Num: 768

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

El 7 de septiembre
AURA MARTÍNEZ

Mi testamento
MIJALIS KTSARÓS

Uno es muchos
RICARDO YÁÑEZ entrevista con ALBERTO ESTRELLA

La tía Lillian
JEANNETTE LOZANO

Antonio Cisneros: es animal el poema
JOSÉ ÁNGEL LEYVA

La conjura de los necios: cuarenta años de la muerte de John Kennedy Toole
RAFAEL REY

Umberto Eco: el poder de la insolencia
JORGE GUDIÑO

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Columnas:
Prosa-ismos
ORLANDO ORTIZ

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
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La masacre de Fort Hood (I DE II)

NIDAL HASSAN MALIK

A los pocos minutos de revelarse la identidad del mayor del ejército estadunidense que asesinó a trece personas en la base de Fort Hood, Texas, se desató un intenso debate en torno al papel de los musulmanes en una sociedad abierta y diversa. Un psiquiatra del ejército de treinta y nueve años, nacido en Virginia, de origen palestino, llamado Nidal Malik Hassan, aparentemente sucumbió ante sus contradicciones, debido a que se le informó que sería enviado a uno de los frentes de guerra. Armado con dos pistolas, Hassan abrió fuego contra un grupo de soldados. Siete minutos y un centenar de balas más tarde, una mujer policía civil, herida a su vez, logró herir con cuatro balazos a Hassan quien, cuando esto se escribe, se encuentra hospitalizado pero estable. La balacera cobró trece muertos, una treintena de heridos e inicialmente se reportó que varias de las víctimas sucumbieron a “fuego amistoso”. Aparentemente, Hassan eligió a sus víctimas y salvo una persona todos eran soldados. Hassan hizo sus estudios de psiquiatría financiado por el ejército, por lo que no podía dejar las fuerzas armadas sino hasta 2017 (de acuerdo con su primo, Nader Hassan, un abogado le informó que aun pagando por sus estudios el ejército no lo dejaría ir). No obstante, de acuerdo con sus conocidos y familiares, se había vuelto más y más crítico de las guerras estadunidenses de ocupación en Oriente cercano, al tiempo que se volvía más devoto de su fe islámica (no encontraba una mujer suficientemente piadosa para casarse y rezaba hasta cinco veces al día). De acuerdo con varios reportes, había sido hostigado y acosado por algunos compañeros por ser musulmán. Hassan se encargaba de evaluar a los soldados antes de ser enviados a Irak o Afganistán. Sus colegas han declarado que su rendimiento era cada vez peor, que faltaba a menudo y se mostraba indiferente, además de que al parecer en algún momento sugirió a un paciente convertirse al islam para solucionar sus problemas psicológicos. Aparentemente, la razón por la que no fue relevado de su cargo fue porque el ejército cuenta con muy pocos siquiatras musulmanes y su función podía ser clave para ayudar a otros soldados musulmanes con conflictos mora les, emocionales, religiosos y psicológicos.

DESHUMANIZAR

La opinión pública se dividió inmediatamente en dos: aquellos que clamaban que los musulmanes no deben servir en el ejército porque no son dignos de confianza, y los que pensaban que este era un caso aislado y que la fe de este soldado no tenía que ver con sus acciones criminales. Hassan declaró en numerosas ocasiones que la “guerra contra el terror” era una guerra contra el islam. Esta percepción no es inusual para los musulmanes en general y no es rara entre los más de 3 mil 557 soldados estadunidenses que se identifican como musulmanes (el número es mucho mayor ya que no es obligatorio declarar la preferencia religiosa, el propio Hassan no declaró la suya) entre los 1.4 millones de militares de ese país. Estos soldados tienen que soportar la continua deshumanización del enemigo al cual llaman haaji, cabeza de trapo y camellero, entre otros términos. En algunos frentes de combate, los musulmanes estadunidenses tienen prohibido cualquier contacto con los locales, por temor a que sus simpatías cambien. Estos soldados a menudo tienen una carga emocional adicional a la de sus compañeros debido a las contradicciones que representan para ellos estas guerras. Además, a su regreso muchos se encuentran marginados y estigmatizados en sus comunidades, tanto por aquellos que cuestionan su acciones (no podemos olvidar que a diferencia de otras guerras estadunidenses éstas son peleadas por voluntarios) como por los que dicen que de acuerdo con el Corán terminarán en el infierno por haber matado musulmanes.

PURA COINCIDENCIA

El 9 de noviembre se cumplieron veinte años de la caída del Muro de Berlín y por consiguiente del colapso del imperio soviético. La URSS se encontraba entonces seriamente lesionada por culpa de su aventura bélica en Afganistán, la economía estaba en ruinas tras décadas de incompetencia financiera, corrupción y pésima planeación, el pueblo estaba descontento con un régimen opresivo y paranoico que dilapidaba recursos en campañas intervencionistas, mientras reprimía y espiaba a sus propios ciudadanos. Entonces tomó el poder un líder carismático pero sin experiencia, Mikhail Gorbachev, que quiso corregir el rumbo pero que en vez de eso desencadenó la implosión del Estado y lo puso en manos de autócratas, gángsteres y criminales sin escrúpulos. Cualquier semejanza con lo que ocurre hoy en EU es, quizás, pura coincidencia.

(Continuará)