Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 22 de noviembre de 2009 Num: 768

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

El 7 de septiembre
AURA MARTÍNEZ

Mi testamento
MIJALIS KTSARÓS

Uno es muchos
RICARDO YÁÑEZ entrevista con ALBERTO ESTRELLA

La tía Lillian
JEANNETTE LOZANO

Antonio Cisneros: es animal el poema
JOSÉ ÁNGEL LEYVA

La conjura de los necios: cuarenta años de la muerte de John Kennedy Toole
RAFAEL REY

Umberto Eco: el poder de la insolencia
JORGE GUDIÑO

Leer

Columnas:
Prosa-ismos
ORLANDO ORTIZ

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
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El 7 de septiembre

Aura Martínez

La situación tenía algo y mucho de vampírico, de aquello que no está muerto pero tampoco está vivo. Sin reflejo y sin dolor, La Secretaría se erigía como la entrada a un castillo de espejos; sin embargo, no había imagen que se reflejara.

Todo era un cuento romántico de ésos donde el clima nos da la pauta del sentimiento, afuera estaba nublado pero no llovía (aún). No había demasiado viento, ni demasiado frío, el ambiente estaba estancado... pesado... pesado.

Mi gripa preinvernal me tenía jorobada de tanto estornudar y ya con esa carita etérea entre rosa y amarilla que le viene a uno cuando se ha resignado. Entré casi sabiendo lo que pasaba. Subí al elevador, la débil luz de los leds (y eso que no hay dinero) daba, incluso al espacio transparente, algo de esa opacidad tradicional de los funerales.

Entrando a la unidad, el silencio. La incredulidad era una artritis muy leve que todos sufrían, sentados en “su” lugar, viendo sus computadoras. Tanto esfuerzo, tantos años...y que los niños, y que las mujeres, y que los oficios interminables y los eventos. Todo se va y con ello la vida, la confianza y las ganas de creer.

Atrás, muy acorde, primero la desesperanzada y aguardentosa voz de un tango que desconozco y luego... sonatas de Paganini. Aún así, sólo hay espacio para el silencio.

En un hueco en la ausencia, se oye al final de la oficina un “¡Así es la vida! pero bueno, ¿quién apoya el juevebes?” y la risa generalizada que rápido llega y (¡qué rápido!) se extingue, asfixiada por la densidad de ese miedo muerto que flota una vez sufrido el desengaño, la expropiación de ese espacio personal que tan a menudo nos acostumbramos a ocupar.

Paganini se desliza en las comisuras del silencio y Mecano se cuela en una mente renegada muy cercana a la puerta de salida: “El 7 de septiembre es...”.