Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 22 de noviembre de 2009 Num: 768

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

El 7 de septiembre
AURA MARTÍNEZ

Mi testamento
MIJALIS KTSARÓS

Uno es muchos
RICARDO YÁÑEZ entrevista con ALBERTO ESTRELLA

La tía Lillian
JEANNETTE LOZANO

Antonio Cisneros: es animal el poema
JOSÉ ÁNGEL LEYVA

La conjura de los necios: cuarenta años de la muerte de John Kennedy Toole
RAFAEL REY

Umberto Eco: el poder de la insolencia
JORGE GUDIÑO

Leer

Columnas:
Prosa-ismos
ORLANDO ORTIZ

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

Cabezalcubo
JORGE MOCH


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Enrique López Aguilar
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El presupuesto de las universidades públicas

Pretendía escribir acerca de otros asuntos cuando me enteré de que una señora, de apellido Ortuño, regurgitó una serie de vehementes incoherencias acerca del presupuesto destinado a la educación superior en México el pasado martes 10 de noviembre, durante el reconocimiento de calidad a ochenta y cuatro instituciones de enseñanza superior en México. Ante la legítima queja de Enrique Villa Rivera, direc tor del IPN, en cuanto a los recortes presupuestales propuestos por el gobierno federal contra las universidades públicas de México –Villa representaba a más de un centenar de instituciones del sistema tecnológico, segmento insoslayable de las Instituciones de Educación Superior (IES) mexicanas–, la señora salió con una retahíla de ocurrencias (todas las citas las hago de La Jornada de los días 11 y 13 de noviem bre de 2009): “No me vengan con esa demagogia de que nadie puede apretárselo [quiero suponer que la señora se refería al cinturón y que en ningún momento de su ‘discurso' pretendió ponerse alburera]”, “donde quiera hay grasita”, “no se vale echarle la pelotita a Calderón”, “donde lloran ahí está el muerto”, “el dinero hace falta pero no sirve de nada si no hay pasión, si no hay compromiso, si no hay decisión, si no hay vocación, si se pretende medrar y se busca que siempre se haga la voluntad de Dios en los bueyes de mis compadres”.

Uno supondría que la señora Ortuño es una buena asna que ignora todo acerca de las cuestiones educativas en México, pero la sorpresa fulmina cuando uno se entera de que es la presidenta de la Comisión de Educación del Senado y de que es senadora panista por el estado de Chihuahua. No deja de ser igualmente sorprendente que una persona, de apellido Lujambio, haya dicho que “gente como Teresa Ortuño prestigia la política” mientras le agradecía su “inteligencia, entusiasmo y pasión”. Luego me entero de que el señor Alonso Lujambio es una persona cercana a otra de apellido Gordillo (discúlpese la fea cacofonía) y de que es, ni más ni menos, que secretario de Educación Pública. Leer para creer: dos personas opacas, pero vinculadas con el medio político y con el sistema educativo (aunque ambos igualmente panistas), no sólo opinan acerca de la educación pública, sino que se encuentran en puestos donde se deciden cosas respecto a la misma.

Para el miércoles 11, la señora Ortuño corrigió sus ocurrencias (eso suele suceder con los panistas desde las “enseñanzas” del zorro oracular que los “empoderó”): “Lo que yo dije […] fue que todos tenemos que apretarnos el cinturón”, “como presidenta de la Comisión de Educación no puedo solicitar un recorte al gasto de las universidades públicas; sí puedo pedir que se haga un uso eficiente de los […] escasos recursos que se destinan a la educación”, “quizá tengo una malformación”, “hay que apostarle a la educación superior”. Después de estas retractaciones, el señor Lujambio ya no resolvió jumentar nada adicional a lo que había aplaudido dos días antes.

Si todo se resolviera en el pintoresquismo de dos personajes incompetentes, la cuestión del presupuesto de las IES en México sólo serviría para tema de charla cantinera, de barrio, o de sobremesa, tal como ocurre con los muchos dislates que ofrece el medio político mexicano, cada vez más alejado de la verdadera política y de la realidad cotidiana de los ciudadanos y votantes, y –simultáneamente– cada vez más cercano al chascarrillo obsceno y el autismo suicida. Lamentablemente, los recortes económicos derivados de la corrupción y las torpezas políticas suponen una aritmética prodigiosa: aumentar los impuestos para todos (hasta un punto en el que casi se debe pagar el cuarenta por ciento de los ingresos anuales –cuando se es contribuyente cautivo–, impuesto distribuido entre ISR, IVA y demás impuestos “imperceptibles”) y disminuir el presupuesto en inversión estratégica, como la educación.

El presidente ha declarado su enemistad a los narcos, a la delincuencia y a los enemigos políticos del PAN, para lo cual emplea “toda la fuerza del Estado”. Esa fuerza es más eficaz contra los grupos “sin capacidad de fuego”, como los de Acteal, el Sindicato Mexicano de Electricistas y la ciudadanía; al enfrentar a quienes “tienen capacidad de fuego y dinero”, todo es saldo rojo para el Sistema. Forbes ubica a Bin Laden y al Chapo Guzmán entre los primeros cuarenta y cinco lugares de las personas con más poder en el mundo. No dice dónde está Felipe Calderón, “haiga sido como haiga sido”, pero este “presidente” ha declarado la guerra a la educación y a los contribuyentes. Allá él.