El Tlillancalco, descubierto en 1977 en la calle de República de Venezuela, del Centro Histórico, era un recinto al que acudía el elegido como próximo tlatoani para ofrendar a los dioses la sangre de su cuerpo y el humo de copal.

En el Zócalo capitalino, la presidenta insistió en la necesidad de que España reconozca "las atrocidades" que cometió.

La gobernadora de Guerrero visitó el antiguo templo de Santa María de la Asunción, donde están los restos óseos atribuidos al tlatoani.

Para el doctor Jorge Veraza, “nos han tomado el pelo por 50 años” al desestimar los estudios de Eulalia Guzmán en interés de un “nacionalismo dócil”.