La mayoría de los refugiados eran mujeres y niños; 360 de ellos cruzaron la frontera en autobuses proporcionados por las autoridades ruandesas y fueron escoltados por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
El entonces presidente galo, François Mitterrand habría dado apoyo “incondicional” al ex mandatario ruandés, Juvénal Habyarimana frente a la rebelión Tutsi.