San Cristóbal de Las Casas, Chis. El escritor y poeta Balam Rodrigo (Villa Comaltitlán, Chiapas, 1974), afirmó que escribe porque es su oficio y para visibilizar problemas como la migración, sobre el cual escribió el ‘Libro centroamericano de los muertos’, con el que ganó el Premio Bellas Artes de poesía Aguascalientes 2018.
Agregó que la escritura y la poesía pueden incidir en la solución de problemas y la toma de decisiones políticas porque no es uno, sino varias, varios los que denuncian. “Una forma de denunciar es enunciar esos hechos. Parece que no, pero es más visible la voz y lo que escribe una autora, un autor, como en mi caso, ya que puede llegar a otras instancias, pues de repente a algunos nos toca leer los poemas sobre las injusticias en un foro internacional”.
O sea, agregó, “la poética y la literatura se convierten en una herramienta política. No es lo mismo leerlo entre nosotros, en una tertulia, que estar en un foro internacional, por los derechos, ejemplo, de las personas en tránsito o de los migrantes; en un foro sobre migración o en un contexto en el que (se discuten) políticas en el Senado, el Congreso u otros foros en los que se tome nota y entonces el periodismo haga eco a nivel internacional de esta literatura que también denuncia las injusticias o los crímenes de lesa humanidad”.
En entrevista dijo que “lo que hace finalmente la literatura es visibilizar esta condición humana y a diferencia del periodismo que es más inmediato y trata de comunicar la realidad en el día a día, cuando (los hechos) son trasvasados por el arte o la literatura se quedan de manera permanente para historia”.
Balam Rodrigo, quien ha ganado más de 40 premios nacionales e internacionales, señaló que “uno lee los libros de Roque Dalton y puede saber cuál era la situación en ese momento, por ejemplo, en El Salvador sobre el conflicto, la guerra y la postura de los que estaban luchando en ese momento por cambiar el país. Y con eso a la distancia, comparado con El Salvador actual, puede uno ver cómo era el pasado y el presente de un pueblo”.
Lo mismo en el caso de Chiapas, abundó, que después del levantamiento zapatista de 1994 “podemos ver cómo ha mutado; seguimos en medio de una violencia, pero ya lejana a esa lucha por la injusticia de los pueblos. Ahora, algunos de estos pueblos están allanados por el crimen organizado y además estamos padeciendo por nuestra posición geográfica la presencia de grupos del crimen organizado, que además de que ya han mutado de lo paramilitar hacia los cárteles, el control y la trata de personas”.
El escritor, quien desde niño vivió el fenómeno de la migración, ya que la casa sus padres está a la orilla de las vías del tren y ayudaban dando comida o alojamiento a muchos centroamericanos, manifestó que “antes, los migrantes vivían esta crisis, iban sufriendo en el camino y ahora más bien son víctimas de esos grupos que están metidos en todos estos negocios”.
Reiteró que escribir sobre el fenómeno migratorio que “ahora se ha deshumanizado”, sirve para “visibilizarlo, para hacerlo público y para que quede como parte de la memoria histórica. Jorge Teillier, el poeta chileno, dice que la poesía no acaba con una guerra, no detiene una bala y no acaba con el hambre, pero nos ayuda a sobrevivir en este mundo, por decirlo de alguna forma, a hacerlo más habitable y a ser consientes de estos hechos atroces a personas y quizá no tengan idea de lo que está sucediendo en un lugar como México. Eso puede ser un cambio”.
Balam Rodrigo fue entrevistado en el contexto de la presentación de su libro 'Machete sin hoja al que le falta el mango', con el que ganó en Guatemala el Premio mesoamericano de poesía Luis Cardoza y Aragón en su edición 23.
“Pensé que sería el último libro que escribiría porque estuve muy enfermo durante la temporada de Covid-19. Supuestamente fue atípico, pero desarrollé una enfermedad cardiaca muy grave no curable. Dije: si ya me tengo que ir de este mundo no me voy a ir llorando sino dando machetazos”, expresó.
Agregó: “Es un libro en el que no le doy concesiones a las y los lectores. Uno no tiene que darles concesiones, sino que en el caso de la poesía y en particular de este libro, yo tenía que haber escrito otra obra. Lo que me cuestioné es el papel que juega nuestro gremio, pues me parece que está muy desprestigiado, en términos de lo ético, en su actuar en la comunidad, en la sociedad y además esta banalización ahora a través de los medios masivos de comunicación, las redes y demás en los que también hay una simulación y demasiado blof en el quehacer del escritor. Hay muchos escritores y una gran cantidad de ellos sin libros. Hay muchas asociaciones de escritores sin escritores. A los lectores críticos dirijo este libro”.
El poeta tseltal, Antonio Guzmán manifestó dijo al comentar la obra que “este libro de poemas en prosa nos conduce a la reflexión del quehacer de la poesía. En la letra poética, el poema se convierte en la voz lírica del que escribe. El poema habla de sí mismo, no del poeta, en su proceso de creación, de sus formas, su lenguaje”.
Opinó que la obra “nos asedia y cuestiona a nosotros mismos; llegamos a sentirnos entre la espada y la pared, ya que hay poetas que no alcanzarán la poesía y, en palabras de Balam, la poesía es una bestia indomable, paradójica que llora y aúlla de amor y dolor; si no la conocemos en su manera de proceder nos devora, nos entrega al olvido como si no hubiéramos existido”.
Concluyó: “Vale la pena leer Machete sin hoja al que le falta el mango y reflexionarlo; para los que nos dedicamos la poesía es importante leerlo porque nos provoca esta reflexión un poco más allá de la poesía que se está produciendo en la actualidad y también cómo las redes sociales que pueden ser un instrumento para difundir la literatura pueden servir para que la degrade poco a poco”.