Por: Marcela Ramírez Jordán
“Los libros son un recurso imprescindible para su proceso formativo;
les permiten imaginar, descubrir, viajar y conocer sobre el mundo que los rodea.”
@prende.mx
México enfrenta uno de sus mayores desafíos en el ámbito educativo: garantizar, tal como lo recomienda la UNESCO, que todas las niñas y todos los niños ejerzan su derecho a la alfabetización a los 8 años. Aunque podría parecer un asunto trivial, en realidad representa una oportunidad clave para cerrar la brecha del rezago educativo en nuestro país.
Saber leer, escribir, entender lo que se lee y expresar lo que se piensa son conocimientos imprescindibles que abren las puertas a niñas y niños para que accedan a otros aprendizajes fundamentales, avancen con seguridad en su trayectoria educativa, comprendan el mundo, se desenvuelvan con autonomía, piensen críticamente y sean creativos.
Que niñas y niños sean lectores y escritores ávidos y reflexivos al concluir la Fase 3 de la educación básica —que integra primero y segundo de primaria— es un compromiso pedagógico y ético que nos involucra a todos: docentes, autoridades, familias y comunidad. Como lo señala la Nueva Escuela Mexicana (NEM), es esencial garantizar una educación humanista, inclusiva, democrática e intercultural para todas y todos los estudiantes.
La NEM plantea que la lectura con fluidez, la escritura, la comprensión, el análisis y el disfrute de textos diversos y de diferentes niveles de profundidad —siempre acordes a la edad, intereses y contexto cultural de niñas y niños—, son prácticas sociales con gran potencial crítico y transformador. El acto de leer y escribir estimula el desarrollo cerebral, mejora el rendimiento académico, fortalece la comunicación y expresión de ideas, fomenta la curiosidad y la motivación y desarrolla habilidades socioemocionales.
Las y los maestros, con su compromiso, experiencia, vocación y pasión por enseñar, tienen un papel clave en la creación de ambientes alfabetizadores que ofrezcan amplias oportunidades a niñas y niños para interactuar con los libros y disfrutarlos, reorganizar su pensamiento y descubrir el mundo.
Para lograr este objetivo, es fundamental que los docentes analicen cómo avanza el proceso de adquisición de la lengua en cada estudiante, identifiquen a quienes no están logrando consolidar sus aprendizajes y los acompañen poniendo en práctica intervenciones pedagógicas progresivas que aseguren que todas y todos alcancen los resultados esperados, para no dejar a nadie atrás.
Asimismo, es importante diseñar políticas de atención educativa diferenciada y contextualizada que contribuyan a cerrar las brechas de inequidad y garanticen que las y los niños aprendan lo que corresponde en el momento oportuno y en las condiciones más favorables.
Hacer posible la educación integral, inclusiva y de excelencia que establece el artículo 3° Constitucional, es un compromiso social profundo. Autoridades educativas, docentes, familias, gobiernos y sociedad civil tenemos la responsabilidad de crear entornos de aprendizaje enriquecedores que acerquen a niñas y niños a la lectura desde sus primeros años. Solo así, se podrá lograr que concluyan el segundo grado de primaria siendo lectores, escritores y oradores apasionados por aprender y capaces de comprender, disfrutar y valorar lo que leen.
Debemos brindarles amplias y diversas oportunidades para que sean felices aprendiendo y que tengan la posibilidad de construir cada día su mejor versión de presente, e imaginen y proyecten un futuro pleno de oportunidades y capacidades, en el que puedan ejercer plenamente sus derechos y su ciudadanía.
Niñas y niños deben aprender a leer a la edad adecuada. No se trata solo de cumplir una meta educativa, constituye un acto de justicia social que busca formar ciudadanos responsables, comprometidos y preparados para afrontar los desafíos del mundo actual y futuro.
Sobre la autora: Profesional con más de 25 años de experiencia en el sector educativo y en la administración pública federal y estatal, con trayectoria en organismos internacionales, organizaciones de la sociedad civil e instituciones de educación superior. Reconocida por su visión estratégica, su capacidad para coordinar equipos multidisciplinarios y su compromiso con la equidad y la mejora educativa, actualmente se desempeña como consultora independiente y es integrante de la red de Mujeres por la Educación, MUxED.