Santiago. La cuarta reunión (MOP4) de los países firmantes del “Protocolo contra el Comercio Ilícito de Tabaco”, finalizó en Ginebra, Suiza; según sus dirigentes, los acuerdos adoptados durante tres días de sesiones deberían potenciar la aplicación de dicho pacto, cuya marcha parece lenta a algunos asociados que reclaman apurarla.
Pese a tener 71 partes firmantes, el protocolo fue ratificado únicamente por 54, ambas cifras relativamente bajas si se contrasta con las 183 del Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT), del cual aquel es parte integral.
Creación de grupos de trabajo
Entre los acuerdos resaltan la creación de un grupo de trabajo para el establecimiento de un sistema de licencias para actividades comerciales relacionadas con el tabaco; intercambiar información, investigación, mejores prácticas, estudios de caso, tecnología y capacidades.
Además de un segundo grupo sobre asistencia para impulsar cumplir con el protocolo.
Asimismo se trabajará con la Organización Mundial de Aduanas y con la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas para mejorar las decisiones y compartir información.
“Las partes han reflejado su compromiso para terminar el comercio ilícito y otras anunciaron que suscribirán y ratificarán el protocolo”, señaló Rodrigo Santos-Feijó, su ejecutivo principal.
El jefe interino del secretariado del CMCT, Andrew Black, añadió que “varios países que todavía no forman parte del protocolo, se mostraron sumamente activos en su participación. Eso muestra que existe un gran interés en el protocolo y preocupación respecto del comercio ilícito en el mundo. Confío en que veremos a más partes adherir al protocolo y aprovechar los beneficios para cada país”.
Se presentó un informe sobre el avance global, concluyendo que hay artículos mejor aplicados que otros, “por ejemplo, el sistema de rastreo y seguimiento de productos de tabaco, se está estableciendo en cada vez más partes”, aseguró Tibor Szilagyi, a cargo de su elaboración.
Vinculación de todas las partes
Otra cuestión se refiere a la importancia de vincular el sector de salud con los ministerios de finanzas y la autoridad tributaria.
“Luchar contra el comercio ilícito atañe a todo el gobierno. Requiere que los ministerios trabajen de la manera más cercana para tomar las acciones necesarias, garantizar la seguridad y eliminarlo”, dijo Black.
Al respecto, Santos-Feijó agregó que “intentamos reunir a todas las partes para discutir la aplicación del protocolo, esa coordinación es absolutamente necesaria”.
“Hemos constatado logros reales en este ámbito, las delegaciones estaban compuestas por representantes de diferentes ámbitos de sus gobiernos. Con lo cual el mensaje está calando y las partes han entendido que todos esos ámbitos o sectores tienen que colaborar para ser exitosos en la aplicación del protocolo”, añadió.
Intento de presión a las políticas públicas
El 11 por ciento del mercado mundial del tabaco se comercializa ilegalmente y cuesta más de 47 mil millones de dólares anuales en ingresos fiscales perdidos.
Cuestionada acerca del argumento tabacalero de que elevar la tributación conlleva más comercio ilícito y contrabando, la jefa del departamento legal de secretariado, Kate Lannan, contestó que “se utiliza esa supuesta amenaza para intentar presionar en las políticas públicas, es decir, para que las partes no apliquen medidas de control que han demostrado ser efectivas”.
Recordó que años atrás había otra táctica según la cual las medidas de supervisión vulneraban el derecho internacional, “algo que no se consiguió demostrar y que se descartó en el órgano de solución de controversias de la OMC, con lo cual ya no pudieron utilizar ese alegato contra los países que quieren medidas de control del tabaco”.
“El comercio ilícito a nivel mundial es de un 11 por ciento, depende de los países, pero no se incrementa cuando se aplican medidas de control y eso lo hemos visto en varias partes, sobre todo en aquellas que tienen medidas más restrictivas”, aseguró.
Falta de observancia de la ley
Al respecto, Santos-Feijó comentó que el principal factor para el comercio ilícito es la falta de observancia de la ley, es decir, una pobre gobernanza, “las redes delictivas lo que intentan es explotar esos mecanismos más débiles de observancia de la ley. Es una táctica, de nuevo, por parte de la industria para atemorizar, alegando que si los países incrementan sus impuestos repuntará el comercio ilícito”.
En cuanto a los sistemas de seguimiento y localización de tabaco, que permiten acceder a información sobre niveles de producción y cadenas de suministro, “no pueden transferirse a la industria de tabaco, los países creo que lo saben”, dijo Santos-Feijó, agregando que “los avances. Todos esos avances que han notificado los países, demuestran que están poniendo en marcha mecanismos de seguimiento y localización que están bajo el control de sus respectivos gobiernos”.