Nueva York y Washington. El asunto Epstein ha sido encubierto durante 30 años, y aunque esta semana el Congreso aprobó una medida ordenando al Departamento de Justicia divulgar todos los archivos del caso, es probable que sea sólo el inicio de otra fase más de encubrimiento oficial de las relaciones del fallecido financiero pederasta con una amplia gama de la cúpula económica y social del país, incluyendo a Donald Trump.
Este miércoles la medida aprobada por ambas cámaras del Congreso el martes llegó al escritorio de Trump quien la promulgó en ley. “Acabo de firmar la legislación para divulgar los archivos de Epstein”, escribió en su red social, donde enfatizó que fue durante su primer periodo que Epstein fue formalmente acusado y que su antecesor demócrata Joe Biden nunca “divulgó un solo documento”, y resaltó que los socios y amigos del acusado fueron demócratas.
Trump, ante el hecho de que su intenso esfuerzo para frenar la aprobación de la medida estaba fracasando, dio un giro el pasado domingo y se proclamó a favor de la aprobación, acusando a los demócratas de generar una narrativa falsa sobre su relación con Epstein y declarando que “no tengo nada que ocultar”.
Pero si eso fuera cierto, señalan observadores, Trump podría haber ordenado desde que llegó a la presidencia que su Departamento de Justicia divulgara todos los archivos sin la aprobación del Congreso.
En su última maniobra antes de aceptar su derrota y llamar a favor de la aprobación, el viernes pasado Trump ordenó a su procuradora general Pam Bondi iniciar investigaciones sobre las relaciones de prominentes figuras demócratas con Epstein. Nombró entre otros al ex presidente Bill Clinton, al ex rector de Harvard Lawrence Summers, ejecutivos de la empresa financiera JP Morgan Chase, entre otros.
Analistas y legisladores demócratas señalan que esa maniobra podría ser usada ahora para evitar la divulgación de todos los documentos relacionados con Epstein, ya que hay ciertas condiciones en la medida incluyendo una que el Departamento de Justicia podría no divulgar documentos y otros materiales si son parte de una investigación criminal en curso.
A la vez, la medida contiene otra excepción que permite al Departamento de Justicia no divulgar información que pudiera invadir la privacidad personal de víctimas y personas ajenas.
Este miércoles, al procuradora general Pam Bondi, jefa del Departamento de Justicia, afirmó que divulgará el material relacionado con Epstein dentro de un plazo de 30 días una vez promulgada la ley. Sin embargo, también confirmó que la medida permite que el Departamento de Justicia retenga parte del material, lo cual nutrió la intensa especulación sobre cómo se procederá en el asunto.
“Sería muy naif que cualquiera de nosotros pensara que Trump de verdad ha cambiado. No quiere que la información salga”, opinó el senador demócrata Peter Welch al Washington Post.
A la fecha, se han divulgado públicamente aproximadamente unos 53 mil documentos, y se calcula que hay en total más de 100 mil en el archivo bajo control del Departamento de Justicia.
Para las víctimas -algunas de las cerca de mil mujeres en total- la aprobación del Congreso fue un triunfo de su larga lucha por las transparencia y contra la impunidad en el caso, sobre todo después del aparente suicidio de Jeffrey Epstein en 2019 en su celda en Nueva York mientras esperaba el inicio de su juicio. Pero varias de las víctimas -casi todas adolescentes menores de edad cuando fueron manipuladas por Epstein y sus cómplices para complacerlos con actos sexuales- han expresado su repetida frustración con lograr un rendimiento de cuentas real.
Una de ellas, Annie Farmer, en una conferencia de prensa reciente antes del voto, recordó que este asunto ha pasado por cinco presidentes de ambos partidos, empezando en 1996 cuando su hermana le reportó al FBI lo que Epstein les había hecho, “le colgaron el teléfono” -eso fue durante la presidencia de Clinton, dijo. Después en 2006, el FBI “nos entrevistó pero nada sucedió”, eso durante la presidencia de George W. Bush. En 2015, cuando se les negó información del FBI, Barack Obama era presidente. En 2019, cuando murió Epstein, Trump era el presidente. En 2023, se le solicitó al gobierno una averiguación por las fallas en investigar el caso de su hermana, no hubo respuesta bajo la presidencia de Joe Biden. Este año, con la promesa de campaña de Trump de divulgar todo el archivo, el Departamento de Justicia anunció que estaba cerrando el caso sin proceder con la investigación de los socios del acusado.
“Este no es un asunto de unos cuantos democratas corruptos, o unos cuantos republicanos corruptos, este es un asunto de traición institucional”, acusó. Agregó que “ya que no se investigó más el caso, muchas más chicas fueron dañadas” recordando que su hermana vivió bajo amenazas a su vida por atreverse a denunciar todo eso. “Treinta años despues… el gobierno aún no ha optado por la transparencia. Es por ello que todas nos hemos unido en una sola voz para demandar la divulgación de todos los archivos de Epstein y finalmente sacar la verdad de las sombras”, concluyó Farmer.
Trump, como lo han hecho varios de sus antecesores, se tropezó no con tener que rendir cuentas por su amistad con Epstein, sino por su intento de encubrirlo. Es cierto que la mayoría de los amigos y socios de Epstein eran demócratas. Por ello, una corriente influyente del movimiento republicano derechista de Trump, MAGA, ha sospechado durante años que Epstein era parte de una conspiración demócrata de tráfico sexual, y exigían la divulgación de todos los documentos en manos del gobierno -hasta el candidato Trump y sus aliados incorporaron esa demanda a su campaña. Pero las cosas se complicaron cuando el nombre de Trump es -por lo menos en los documentos ya divulgados- el más mencionado en los correos electrónicos que forman la mayor parte de la documentación conocida.
Pero si se divulga lo prometido, los archivos sobre Epstein ofrecerán más nombres a una creciente lista de figuras prominentes que tuvieron alguna relación, a veces solo epistolar, a veces solo de negocio, y otros en fiestas y relaciones intímas con adolescentes, desde ejecutivos y financieros como Bill Gates, a políticos tanto estadundienses además de Clinton, Steve Bannon y otros ya conocidos, como extranjeros incluyendo al ex príncipe Andrés, ex primer ministros israelíes, el canciller ruso Sergei Lavrov, entre otros, y académicos destacados como Summers y, tal vez el más sorprendente, Noam Chomsky.
Chomsky, cuando se reveló un vínculo, informó que buscó a Epstein para un asesoramiento financiero sin “ningún centavo de Epstein” y reconoció que “se reunían ocasionalmente” e intercambiaban opiniones sobre temas académicos y políticos. Esta semana, la Casa Blanca descubrió esa relación y la vocera Karoline Leavitt difundió de inmediato por su red social oficial la foto del intelectual con el comentario: “Padrino de los locos izquierdistas babea sobre las ‘perspectivas penetrantes’ de Epstein en una carta descubierta”.
Ahora está por verse si Washington continuará con otro intento de encubrimiento más al intentar defender la impunidad de la cúpula. Y eso, ya que parece que nunca aprenden de su propia historia bipartidista, podría estallar en otro gran escándalo político.