El mexicano Rafael Divino Espinoza ganó por nocaut técnico en su cuarta defensa del título pluma de la OMB. Después de castigar por diez episodios al ucranio Arnold Khegai, el retador no salió al onceavo episodio en el combate realizado en San Luis Potosí.
La diferencia de estaturas era evidente. El Divino mide 1.85 que parecen más debido a su complexión delgada; en alto contraste, Khegai es un cuerpo compacto de 1.65. La combinación le daba ventaja al campeón para lucir con el boxeo que aprovecha la distancia, técnico e impecable, pero el retador tenía que estar encima, con la obstinación de un animal salvaje, si es que quería revertir lo que jugaba en contra. Y así lo hizo el ucranio en los primeros asaltos, con la voluntad de un tanque de guerra.
En esas circunstancias, si Khegai atacaba sin tregua, siempre encima, Divino no tendría tan fácil su boxeo técnico, pero con el espacio tan estrecho, el campeón buscó otros argumentos para sacudirse a este peleador incómodo y necio. Lo castigó y lo lastimó en el rostro.
Khegai resistió cuanto pudo esos puñetazos poderosos del campeón; se mantuvo insistente, incluso sucio, para no permitir el boxeo del mexicano, pero mientras avanzaba la pelea, fue perdiendo empuje y empezó a mostrar signos de estar lastimado en el rostro.
Aunque hubo momentos en los que el retador ganó confianza y conectó golpes feroces que sacudieron la cabeza de Espinoza, el castigo y la potencia de los golpes de Espinoza lo diezmaron de manera constante como para que sus esquina decidiera que era innecesario exponerlo más. Divino se consolidó así en la división pluma con una cuarta defensa del título.