El presidente Donald Trump, presentó este jueves como “históricos” los resultados de una operación federal contra el narcotráfico y presumió la detención de más de tres mil presuntos integrantes de cárteles y pandillas, así como el decomiso de 91 toneladas de drogas en tan solo un mes, durante una conferencia de prensa.
Acompañado por su fiscal general, Pam Bondi, y funcionarios del gabinete de seguridad —entre ellos el secretario de Guerra, Pete Hegseth; la titular de Seguridad Nacional, Kristi Noem; y la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard—, el mandatario afirmó que las acciones encabezadas por la Homeland Security Force representan “un éxito sin precedentes” en la lucha contra el narcotráfico.
Trump sostuvo que los cárteles de la droga, entre ellos el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), “son una amenaza directa a la seguridad nacional” y advirtió que “no nos detendremos hasta que esa amenaza sea eliminada por completo”.
De acuerdo con los datos presentados por la fiscal Bondi, en las operaciones del último mes fueron “retirados de las calles” unos 3 mil 200 presuntos miembros de pandillas y organizaciones criminales, además de haberse incautado 58 mil kilos de cocaína en polvo, 2 mil 300 kilos de fentanilo, 2.1 millones de píldoras del mismo opioide sintético y más de mil armas ilegales.
El mandatario aprovechó el acto para agradecer al asesor Stephen Miller por la coordinación del proyecto y aseguró que su gobierno trabaja con autoridades locales “para erradicar el fentanilo de las calles y mantener seguros a nuestros niños”.
Durante el encuentro con la prensa, Trump también descartó la necesidad de una declaración de guerra: “No creo que vayamos a pedir necesariamente una declaración de guerra. Vamos a matar a la gente que está introduciendo drogas en nuestro país”, declaró a periodistas en la Casa Blanca.
El tono de sus palabras generó críticas inmediatas de analistas y organizaciones defensoras de derechos humanos, que advirtieron sobre el uso de un discurso militarista y la falta de información verificable sobre las cifras difundidas por la Casa Blanca.
Diversos observadores señalaron que las estadísticas oficiales aún no han sido contrastadas por agencias independientes, y recordaron que los resultados de la estrategia antidrogas de Washington históricamente han mostrado avances puntuales pero sin cambios estructurales en el tráfico ni el consumo de estupefacientes.