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Otro Nobel para la CIA

Mientras millones esperaban que la Global Sumud Flotilla fuese reconocida con el Nobel de la Paz por su  pica solidaridad con Palestina, el comité noruego a cargo de la premiación consagró a María Corina machado, veterana golpista de la CIA en Venezuela. Foto
Mientras millones esperaban que la Global Sumud Flotilla fuese reconocida con el Nobel de la Paz por su pica solidaridad con Palestina, el comité noruego a cargo de la premiación consagró a María Corina machado, veterana golpista de la CIA en Venezuela. Foto Europa Press / archivo
15 de octubre de 2025 00:01

Uno. Mientras millones esperaban que la Global Sumud Flotilla fuese reconocida con el Nobel de la Paz por su épica solidaridad con Palestina, el comité noruego a cargo de la premiación consagró a María Corina Machado, veterana golpista de la CIA en Venezuela. Y un día después, en Gaza, el ejército sionista destruyó el hospital infantil Al Rantisi, con cargas de dinamita exponencialmente más potentes que las concebidas por su inventor, Alfred Nobel (1833-96), creador del premio que lleva su nombre. 

Dos. Ambos hechos guardan vasos comunicantes. La ungida envió cumplidos “al sufrido pueblo de Venezuela” y al emperador de la melena dorada (“Acepto esto en honor a ti, porque realmente te lo merecías”, sic). Y el tercer cumplido fue para la entidad terrorista llamada Israel (“un genuino aliado de la libertad”, sic). 

Tres. Las felicitaciones menudearon, entre ellas, las de Barak Obama (Nobel de la Paz 2009), quien en ocho años de gobierno impulsó guerras a diestra y siniestra. O las del presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, calificándola de “venezolana de talla mundial” (sic). Valoración que hubiera avergonzado a su padre, Juan José Arévalo (1904-1990), primer presidente electo democráticamente en Guatemala y autor de Fábula del tiburón y las sardinas, vigoroso ensayo antimperialista escrito en Chile y publicado en Argentina (1956). 

Cuatro. El doctor Nobel (fabricante de armas y cañones) tomó la idea de su secretaria y amante, la baronesa checa Bertha Félicie Sophie, feminista, pacifista y autora de ¡Abajo las armas! (1889). Y en su testamento, dispuso que la renta de su cuantiosa fortuna fuera destinada a premiar a “todos aquellos que durante el año precedente hayan trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y para la celebración o promoción de los procesos de paz”. 

Cinco. Ilusiones. Porque desde su creación (1901), el Nobel de la Paz llegó acompañado de piadosas miradas eurocéntricas o condicionado por la geopolítica de las grandes potencias. Entre los más sonados, tal fue el caso del presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson, Nobel de la Paz en 1919. 

Seis. Apologista de la esclavitud y defensor del temible Ku Klux Klan, Wilson empezó su gestión (1913-1921) con una frase digna de Trump: “Voy a enseñar a las repúblicas sudamericanas a elegir hombres buenos” (sic), con lo cual, las cañoneras del imperio invadieron, ocuparon o bombardearon México, Haití, República Dominicana, Cuba, Panamá, Honduras y Guatemala. Menudencias que en anglosajones y europeos causaron lo que el viento a Juárez. 

Siete. A finales de la Primera Guerra Mundial, Wilson se alzó con el Nobel tras imponer al Segundo Reich alemán el humillante y nefando Tratado de Versalles (1919). Cosa que hizo fruncir el ceño de millares de jóvenes que, con atención creciente, tomaban nota de los alegatos supremacistas de un ignoto cabo austriaco. Y luego, así como Trump en El Cairo, Wilson enarboló sus Catorce Puntos para la felicidad humana que, de aplicarse, ayudarían a crear la paz mundial. 

Ocho. La densidad de lo apuntado sucintamente revela el ruido, el caos y la confusión mundial de una historia de apenas poco más de un siglo. Una historia que, de resucitar el gran John Milton, recibiría el nombre de “pandemonio” (término derivado de “pan” y demonios), y que en su poema El paraíso perdido (1667), usó para nombrar a la capital del infierno. 

Nueve. El Nobel de la Paz a una sardina seudovenezolana que en 2005 fue recibida por el genocida W. Bush en la Casa Blanca y hoy implora al tiburón Trump la invasión militar de su país dista de sorprender a nadie medianamente informado. Y es que bajo esta farsa con pedorros llamados a la “libertad”, la “democracia” y la “luchacontra-el-narco”, subyace la verdad verdadera: reservas comprobadas de petróleo en Venezuela: 303 mil 800 millones de barriles (seguidas de Arabia Saudita, con 297 mil 600 millones, e Irán, con 155 mil 605 millones). 

Diez. No se equivocó Hugo Chávez al decir que Corina era una “burguesita de fina estampa”. Y tampoco Nicolás Maduro, tratándola de “bruja demoniaca de la Sayona”, un personaje de la mitología venezolana. De espíritu ambulante y vengativo (asesinó a su esposo y a su madre, ya que, supuestamente, tenían un romance), fue maldecida por los hados a vagar eternamente persiguiendo a los hombres infieles y en busca de venganza. Una figura que la leyenda presenta como una mujer hermosa, pero que puede transformarse en un cadáver putrefacto, con garras y olor a muerte.

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Suman ya 66 muertos por lluvias torrenciales en cinco entidades; hay 75 desaparecidos

La Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC) detalló que se han registrado 30 decesos en Veracruz; 14, en Puebla; 21, en Hidalgo;uno, en Querétaro, y ninguno en San Luis Potosí.

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La lluvia se llevó hasta a los muertos en Aguacate, Veracruz

La furia de las lluvias y la crecida de los ríos fue tal que incluso desenterró algunos cuerpos del panteón, y los arrojó a grandes distancias de donde reposaban.
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