Chilpancingo, Gro. Trabajadores de la cultura, académicos, y presidentes de barrios y colonias de Chilpancingo, aglutinados en la agrupación Nodo Cultural Chilpancingueño, hicieron un llamado a rescatar la tradición del "Paseo del Pendón”, que marca el inicio de la Feria de Navidad de Chilpancingo, que este año cumple 200 años de haberse iniciado, impulsada por el general insurgente Nicolás Bravo.
En un pronunciamiento difundido anoche, el Nodo Cultural Chilpancingueño, que preside el destacado escritor chilapeño, Juan Sánchez Andraca, planteó: “ salvemos Chilpancingo y pongámonos a la altura y exigencia de nuestros tiempos; repensar la ciudad como un ecosistema cultural mediante el trabajo individual y colectivo rediseñando el mapeo adecuado de los diversos componentes que integran la ciudad capital guerrerense”.
Vivimos “en un escenario territorial muy deteriorado, y violento, el tejido social está muy deteriorado; la inseguridad es cosa de todos los días, las familias están desintegradas es decir, tienen un techo común pero sin comunicación, sin amor, sin sentido en nuestra existencia, aún cuanto se tenga toda la riqueza material del mundo y lujos, carros, mansiones, etc…. entonces, nos convertimos en seres vacíos del alma e infelices en la vida”.
Recuerda que, “el pendón chilpancingueño es una tradición heredada de la colonia, ya que el 13 de agosto se realizaba el paseo del pendón por la fundación de la Ciudad de México; para los indígenas era sin duda una abyección y humillación y vileza al ser totalmente excluidos de la realeza”.
Al surgimiento de la “guerra de Independencia y la gran devastación que deja a su paso desde 1810 a 1824, el General Nicolás Bravo solicitó al Supremo Gobierno de la República la autorización de una feria en Chilpancingo con la finalidad de reactivar la economía; se dio respuesta favorable a la petición mediante un decreto publicado por el Congreso del Estado de México en 1825 para que, un domingo antes del 24 de diciembre se anunciara la feria”.
El pendón Chilpancingueño “por muchos años, fue un en encuentro de tradiciones, costumbres y sabiduría de nuestro pueblo contando con la participación colectiva de los barrios tradicionales de nuestra ciudad y el pueblo en general; poco a poco, se convirtió en todo muy complejo hasta convertirse en un ritual público con diversos matices que van desde lo lúdico, lo sagrado, lo poético, lo comercial, lo político, lo mítico, lo ancestral; en la actualidad, el pendón se convirtió en un espació de múltiples aristas en disputa por relaciones de poder e intereses ajenos al verdadero significado”.
Todo lo anterior, “ha originado una rivalidad que agravia a los participantes; por un lado, el gobierno que ha hegemonizado la toma de decisiones y por el otro lado el pueblo que tampoco ha tenido la capacidad organizativa, colectiva y social para recuperar este espacio y patrimonio histórico cultural de nuestra sociedad chilpancingueña”.
Estamos “igual o peor que en la época colonial por lo que es urgente y necesario, acabar con este drama social de propósitos encontrados e intereses alejados de la verdadera cultura y el buen vivir”.
El pendón, “debe recuperar su esencia y deben ser los vecinos en sus barrios quienes de manera civilizada y en paz, retomen en sus manos la organización y desarrollo del pendón recordando a sus tigres en la playita, los tlacololeros, las mayordomías, además de recordar la lucha contra Caballero Aburto donde el pueblo, suspendió la feria para unirse a la causa de la autonomía universitaria”.
Todo se fue degradando “a tal grado que se han asesinado a los del patronato, destruyeron la convivencia sana y la organización comunitaria de barrios tradicionales donde están en espera de las cuelgas y el dinero del pueblo a través del gobierno y acabando con el enorme potencial cultural y artístico de tan hermosa tradición hoy convertida en botín económico y político de los gobiernos en turno, es decir la pasarela política como en la época de la Colonia los que encabezan el pendón son los políticos y el gobierno y el rebaño atrás siguiendo la orden de los amos”.
El pendón, “una mina de oro y un nido de corrupción, vicios, violencia y una vergüenza para los chilpancingueños y guerrerenses”.
El Nodo Cultural Chilpancingueño “tiene el reto y desafío de trabajar a lado de la comunidad y mantener su independencia, generando acciones que no confronten y que de raíz se restituya poco a poco el tejido y la cohesión social de todos los chilpancingueños y eso es mediante el cambio de mentalidad y de activar la cultura para evitar el secuestro masivo en que nos encontramos. Los ciudadanos y estas tierras gloriosas del sur merecemos vivir en paz y armonía con nuestra naturaleza y es tarea de todos cumplir con el rol que nos corresponde para poner en alto el nombre de Guerrero y de México”.
Cabe mencionar, que los grupos delincuenciales de Los Ardillos, y Los Tlacos, presionan a los tres niveles de gobierno para organizar las actividades de dicha festividad.