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Cruz Mejía Arámbulo. Parvada de voces

Cruz Mejía llegó a Radio Educación el 9 de octubre de 1974, buscando decir su pensar y escuchar el de los otros. Foto
Cruz Mejía llegó a Radio Educación el 9 de octubre de 1974, buscando decir su pensar y escuchar el de los otros. Foto Facebook Cruz Mejía Arámbulo
11 de octubre de 2025 00:02

Él tenía la sencillez y franqueza del norte, del mero Sinaloa. 

Corazón de jardín donde cultivó flores y las transformó en música amorosa,

 solidaria, sumándose a sueños, utopías y realidades. 

Cruz fue compositor intermitente, guitarrista exacto, 

poeta de la radio y de la vida y hoy te digo: 

“se te extraña un chingo”, y se extrañará tu parvada de voces 

en la sintonía del vivo recuerdo. 

Ismael Colmenares, Maylo 

¿Cuántos músicos populares y tradicionales encontraron en Radio Educación un hogar donde cocinar sus proyectos y ofrecerlos, calientitos y vivos, al público radioescucha? ¿Cuántas producciones discográficas han posibilitado la difusión de músicas nuestras, ignoradas por la industria musical? 

...El micrófono conectado a una consola, y la consola conectada a un transmisor, es una manera de extender la voz [...] y nuestra voz, por chiquita que sea, gracias a la radio, llega a cualquier parte del mundo y creo que ya llega a otros planetas también. 

El siglo XX nos dio radialistas cuya escuela debemos continuar. “Para mí, Radio Educación sigue siendo una escuela”, dijo Cruz Mejía Arámbulo, quien sabía que hacer radio es hacer comunidad. Quedan pocos que saben que la radio pública no es grabar, transmitir y hasta la otra; que presentar un grupo o intérprete significa presentar una comunidad, un conglomerado de cultura, cosmovisión, organización, memoria y saberes. El compromiso de un radialista neto sigue las pautas esenciales de las radios comunitarias: construir desde y para la gente. Contar y cantar sus historias, divulgarlas. 

Cruz Mejía llegó a Radio Educación el 9 de octubre de 1974, buscando decir su pensar y escuchar el de los otros. El programa “¿Quien canta?”, que por décadas produjo con impecable calidad y éxito, no es sólo un asunto de transmisión de cantos y pensares recolectados en largas andanzas; es una labor doble: previo a la divulgación, establecer vínculos verdaderos con músicos, sus familias, sus pueblos, necesidades y anhelos; sus rasgos identitarios, su historia y modos de trabajo y organización, para aprehender las esencias contenidas en el cantar de cada región. 

Por otro lado, hay una dimensión pedagógica que transmite rasgos de compromiso y coherencia; secretos éticos y organizativos que no se aprenden en las escuelas. Labor integral como servicio público real; valores y virtudes heredados a las generaciones que toman la enorme y compleja estafeta. De ahí que como audiencias aplaudimos la retransmisión de “¿Quién canta?”, pero no nos conformamos. La recepción y cariño que Cruz construyó con amor y entusiasmo sostiene nuestra expectativa de que no sólo se retransmita, sino que se continúe con el programa, como proyecto fundamental e identitario de Radio Educación y patrimonio de la radio mexicana. 

Que lo que el querido Cruz bien nos enseñó, se continúe con apego a ese espíritu humano, libre y consciente de sus miras, mucho más amplias que un ciclo administrativo, o una coyuntura política. 

Continuemos la tarea cultural siguiendo el ejemplo de Cruz: naturalidad y autenticidad como valores estéticos esenciales; solidaridad y compromiso con la comunidad musical y con las audiencias. Paciencia y amor en la elaboración de cada programa, privilegiando siempre la calidad por encima de la cantidad y con cautela ante las tecnologías: 

La tecnología es maravillosa, pero a veces no sabemos aprovecharla, y esto ha motivado mucha flojera. “Te grabo la entrevista por teléfono, para qué voy para allá...” Si es una participación de tres minutos, vale, pero un programa de una hora, no acepto hacer entrevista por teléfono. 

No sólo en la radio dejó lecciones; tenemos sus más de 400 canciones con mensaje político, social y comunitario; sus radionovelas históricas; el pendiente de reeditar sus maravillosos libros: La creciente, 2009; El radio radiante, 40 años en las entrañas radiofónicas, 2024; En un mundo no tan raro. Cómo ver al que no ve (ni te exhibas ni te escondas), 2024, Oralibrura. Y Páginas labradas. Apuntes para hacer canciones. Ahí nomás para no estar de oquis, 2018, edición personal. No olvidamos su digno y consecuente apoyo a los colonos de Tulpetlac, la UVyD-19, la fundación cultural Navachiste; como asesor del EZLN en la mesa de Derechos y Cultura Indígena, jornadas por la paz con justicia y dignidad, en octubre de 1995. 

El pasado 27 de septiembre, Radio Educación se llenó de música y memoria, para el querido patriarca de la radio cultural mexicana. El músico Alejandro Montaño, del trío huasteco Gorrión Serrano, dedicó a Cruz unas sentidas décimas: 

Cruje el suelo 

Siento roto 

No es calamidad ficticia 

Cuando supe la noticia 

Sentí como un terremoto 

 

Se cimbró el piso y anoto 

Se hizo nudo mi garganta 

Cayó el pilar 

Se adelanta 

¿habrá de dónde agarrarme? 

No dejo de preguntarme 

¿Y quién dirá “quién nos canta”? 

 

Por siempre me abrazaré 

A tu canción campirana 

Y a oscuritas la mañana, 

Prometo que cantaré 

De tu ejemplo seguiré 

Aprendiendo día a día 

Los proyectos que había 

Continuaremos, ¡Sí pues! 

Ya nos veremos después, 

Hasta luego, Cruz Mejía. 

 

*Autora de Cantar de fuego

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