“Muchos poetas dicen que la poesía te elige. No lo sé, pero existo gracias a ella”, aseguró Natalia Toledo Paz, ataviada con su tehuana mientras el público que llenaba la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes la ovacionaba.
“Para mí la poesía es como el totopo, como el aire tibio de Juchitán, como el lodo en los pies después de la lluvia. Es volver a sentarme con todo lo que he amado y que ahora vive en la espalda del tiempo.”
Ayer recibió la Medalla Bellas Artes de Literatura en Lenguas Indígenas, un reconocimiento a su obra, su compromiso con la lengua zapoteca y la formación de nuevas generaciones.
Al inicio de la ceremonia, un video mostró a Toledo en su taller, rodeada de cuadernos, grabados y bocetos.
Habló de la muerte, la sensualidad y el regreso a la infancia que atraviesa su poesía, mientras sus gestos llenaban el espacio con la misma intensidad de sus versos. Subrayó la vitalidad del zapoteco entre los jóvenes que lo escriben y lo cantan en rap: “Algo nos dice que hay que proteger ese pensamiento que está aquí, a flor de piel”.
Nadia López, coordinadora nacional de Literatura, leyó un fragmento de su obra: “Llegaré a tiempo para abrazar a mi abuela antes que caiga la última estrella. Volveré a ser la niña que porta en su párpado derecho un pétalo amarillo. La niña que llora leche de flores…
“Reconocemos a una escritora que hace de la palabra un tejido de belleza y justicia. Su obra trasciende la lectura: ahí conviven palabra tejida, memoria viva y tradiciones del Istmo.”
La poeta ñañú Margarita León, integrante del jurado, evocó cómo Toledo (Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, 1967) entrelaza literatura, historia oral y cultura material:
“Ha unido la poesía con el diseño textil, la cocina del Istmo y la joyería. Bordar poemas sobre prendas permite encarnarla y llevarla al cuerpo. Su escritura tiene un alcance universal, tanto por los recursos literarios como por los temas que aborda”.
Gladys Tzul Tzul, investigadora y escritora, recordó su infancia y aprendizaje entre mercados y peregrinaciones: “Desde niña acompañaba a su madre y abuela en ventas; aprendió a dialogar con la gente y a vender con palabras.
“Esa curiosidad la llevó de Oaxaca a Guatemala y luego a Los Ángeles, donde impartió talleres de zapoteco. Sus huipiles, enaguas y proyectos que combinan texto y bordado hacen tangible la poesía.
“Revisó códices antiguos, cotejó sus contenidos con la naturaleza de su entorno y los transformó en piezas que se exhibieron en Oaxaca, uniendo escritura y cultura material en un solo gesto poético.”
Natalia Toledo evocó también los años escolares en los que debía dejar el zapoteco fuera del aula.
“Con ocho años, mis padres, Francisco Toledo y Olga de Paz, me trajeron a la Ciudad de México. Me arrancaron de la casa donde hasta ahora está enterrado mi ombligo”. Contó que la crítica negaba la literatura en lenguas originarias al publicar su primer libro de poemas en español.
Alejandra de la Paz, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, señaló que la medalla celebra la diversidad cultural y lingüística de México, y destacó que la poeta ha visibilizado la lengua zapoteca y la cultura de su comunidad.
“Su obra ha sido decisiva para visibilizar la lengua y la cultura zapoteca en la literatura contemporánea mexicana y se distingue por la sensibilidad con la que conecta sus raíces y la profundidad de sus imágenes poéticas.
“Con sus talleres de escritura, lectura y traducción ha fortalecido el derecho de niños a una vida cultural digna. Esperamos que este reconocimiento sume aliento a su poesía y a su labor de promoción cultural.”
Entre los asistentes, pintores como Gabriel Macotela y Demián Flores celebraron la presencia de la escritora, reflejo del respeto y la admiración que despierta su trabajo.
“Estoy muy contenta de ver a quienes vinieron de Juchitán, de Oaxaca, mis paisanos y hermanos. Dedico esta medalla a mi constelación huarache, a las mujeres que con sus arrullos y su leche me enseñaron a trenzar las palabras que habitan mi corazón”, concluyó Toledo al recibir el diploma y la medalla, mientras el público aplaudió de manera prolongada.