Nuevo Laredo, Tams. El consumo de alcohol entre adolescentes de Nuevo Laredo se ha convertido en una de las principales preocupaciones para autoridades de salud y especialistas, debido a la temprana edad en la que los jóvenes comienzan a beber y la frecuencia con la que lo hacen.
Un estudio de la Facultad de Enfermería de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), en colaboración con la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), revela que la edad promedio de inicio en el consumo de alcohol es de apenas 13.6 años. La investigación, publicada en la revista científica ARB del Scientific Publishing Group, advierte que no se trata solo de un primer contacto, sino de un patrón de consumo regular.
De 251 estudiantes de preparatoria encuestados en Nuevo Laredo, 148 reconocieron haber ingerido alcohol, y más de la mitad lo hace con cierta frecuencia. La situación se agrava en jóvenes de entre 18 y 21 años, donde el 26 por ciento presenta ya un consumo dependiente.
Organizaciones que anteriormente se enfocaban en la rehabilitación de adultos reportan que hoy sus esfuerzos se concentran en menores y jóvenes de entre 13 y 22 años. “Ya no vemos que solo los adultos consuman; ahora son los adolescentes quienes están cayendo más en esta problemática, sobre todo aquellos que provienen de hogares disfuncionales y que imitan conductas de su entorno”, señaló José Ángel González Estrada, especialista en rehabilitación.
El Centro de Atención para la Juventud (CAJ), ubicado en la colonia Reservas Territoriales, también reporta un incremento en la atención a jóvenes con problemas de adicciones. “Contamos con psicólogas que ofrecen terapias, además de actividades preventivas en escuelas para detectar estudiantes con problemas emocionales”, explicó Rubén Román, coordinador del CAJ.A nivel institucional, la Secretaría de Salud impulsa el programa Servicios Amigables, con más de 250 promotores juveniles distribuidos en las 12 jurisdicciones sanitarias del estado, incluida la de Nuevo Laredo. El objetivo es brindar atención integral y prevención en temas de adicciones y salud mental.
Especialistas y autoridades coinciden en que el desafío no es únicamente limitar el acceso de los adolescentes al alcohol, sino también modificar la percepción social que lo normaliza como parte de la convivencia, ignorando los graves riesgos que representa para la salud física y emocional de la juventud.