La Paz, Méx. Los restos de Alicia Matías Teodoro, la mujer que protegió con el cuerpo a su nieta de dos años durante la explosión de la pipa en la alcaldía Iztapalapa, fueron velados la tarde de ayer en este municipio, luego de que la noche del viernes murió por las quemaduras de tercer grado que sufrió en 98 por ciento del cuerpo.
Este sábado, bajo una pertinaz lluvia, la “abuelita heroína” –como la llaman en redes sociales– fue despedida por sus allegados en un domicilio ubicado a un costado de la estación terminal Los Reyes, de la línea A del Metro férreo.
“Ayer, al recibir la noticia de su fallecimiento, pues mi mami se me desmoronó; mi papi no podía ni llorar. Fue muy fuerte para ellos. Lamentablemente lo sucedido afectó mucho a sus hijas, pero no tienen ni idea de cómo está afectando a mis papás. ¡Para ellos este golpe yo creo que es irreparable!”, señaló Sandra Barajas Matías, hermana de Alicia.
Al pie del ataúd estaban doña María Guadalupe Matías Teodoro y don Rogelio Barajas. “Ambos están sufriendo; mi mami desde que ingresó su hija al hospital; a mi papi no le dijimos, como ya es una persona muy grande, ya no alcanza a ver; entonces en los noticieros escuchaba, pero no distinguía”.
El viernes, Jazmín Carrillo pidió permiso en el hospital donde se encuentra su hija Azulet para ir al sanatorio donde a las 20:30 se reportó el deceso de su madre, ahí la despidió. Este sábado también le dieron autorización para trasladarse hasta esta localidad y rendir guardia al pie del féretro de la mujer que dio la vida por su nieta.
A Alicia, de 49 años, le sobreviven su pareja, sus padres, tres hijas y tres nietas de 10, 6 y 5 años. “Mi hermana demostró ser una gran mujer, una gran persona. Amó infinitamente a su familia y yo me quedo con eso”, expresó Sandra.
La mujer laboraba de checadora del transporte público a la orilla del paradero de la estación Santa Martha del Metro. El pasado miércoles su hija Jazmín tenía que trabajar y no había quien cuidara a su bebé Azulet; la abuela se llevó a la niña sin saber que horas más tarde la explosión de una pipa les cambiaría la vida. Ambas, fueron trasladadas al Hospital General de Zona del Instituto Mexicano del Seguro Social.
Sin embargo, debido a la gravedad de sus lesiones, a la abuela la enviaron al Hospital de Traumatología Magdalena de las Salinas y a Azulet al Centro Médico Nacional Siglo XXI.