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Salda Oasis una deuda de 17 años con sus fanáticos mexicanos en el Estadio GNP

Tomados de la mano, los hermanos Liam y Noel Gallagher aparecieron en el escenario para dar inicio a su concierto. Foto
Tomados de la mano, los hermanos Liam y Noel Gallagher aparecieron en el escenario para dar inicio a su concierto. Foto Ap
12 de septiembre de 2025 23:11

Ciudad de México. Este viernes, Oasis saldó una deuda de 17 años con sus fans. Cuerpos apiñados, gritos que rasgaban el aire y manos alzadas anunciaban que, finalmente, la espera estaba a punto de terminar.

Liam y Noel Gallagher aparecieron tomados de la mano. La primera nota de Hello golpeó a la multitud como un relámpago compartido. Liam permaneció inmóvil en el centro, con las manos entrelazadas detrás de la espalda, mientras Noel extendía la guitarra con precisión quirúrgica, cada acorde cargado de historia y memoria viva.

Paul Bonehead Arthurs, Andy Bell, Gem Archer, Christian Madden y Joey Waronker sostuvieron la energía que convirtió cada canción en un terremoto de emociones.

La tarde anterior ya había dejado señales del rencuentro. Drones iluminaron el cielo de Chapultepec con el logo de la banda, sorprendiendo a paseantes y anticipando lo que ocurriría. En los alrededores del estadio, playeras de ediciones agotadas convivían con gorras estilo Gilligan (que el vocalista puso de moda) y vinilos que circulaban entre manos, completando un paisaje humano saturado de memoria y devoción.

 

ImagenAp

Los coches lucían stickers de la banda en cajuela y vidrios traseros, mientras grupos de amigos cantaban fragmentos de Supersonic y Some Might Sea. Un breve aguacero no dispersó a la multitud; todos se protegían bajo lonas improvisadas sin perder la intensidad ni la emoción.

Como banda telonera Cage the Elephant orrecio rock directo, preparando al público para la reunión de los Gallagher. Entre los asistentes, unos esposos se colocaron los rostros de Noel y Liam impresos detrás de la cabeza, lo que provocó risas y comentarios.

Un joven preguntó a su novia por teléfono: “¿Dónde estás?”; ella respondió entre risas: “Estoy detrás de Liam”. Camisetas noventeras y vinilos circularon entre manos.

 

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El aire olía a humo de cigarro y marihuana mezclado con calor y excitación. El repertorio recorrió Definitely Maybe y (What’s the Story) Morning Glory?. Cada acorde de Morning Glory, Cigarettes & Alcohol y Roll With It estremeció a los presentes. En un momento, el vocalista pidió a todos los asistentes voltear hacia atrás y seguir su ritmo.

El estadio respondió: cuerpos balanceándose al unísono, un mar de movimiento que obedecía a una sola voluntad.

Stand by Me encendió celulares formando constelaciones humanas hasta la última grada. Las pantallas proyectaron fotos familiares, que dieron un toque íntimo al espectáculo. Slide Away provocó suspiros, mientras Whatever y Little by Little demostraron que la agrupación inglesa construye atmósferas capaces de absorber a quienes se entregan a su música.

Durante Live Forever, la banda rindió un guiño a The Beatles con fragmentos de Octopus’s Garden. Los fanáticos recibieron el detalle con entusiasmo, y el momento añadió un matiz histórico al concierto, al unir la influencia británica que marcó a Oasis con la memoria colectiva del público.

La interpretación presentó pausas precisas, miradas cómplices entre los Gallagher y gestos que reflejaron su característico humor irreverente, y dejó claro que, pese a los años y conflictos, la música sigue siendo un territorio compartido.

 

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Mariana Sánchez, de 34 años, viajó desde Guadalajara y no contuvo las lágrimas durante Don’t Look Back in Anger: “Esperé media vida para esto. Nunca pensé que los vería juntos otra vez”, comentó entre abrazos de amigas.

Pilar Velázquez celebró que la disputa entre los hermanos Gallagher hubiera terminado y disfrutó “un Woodstock mexicano”.

El encore fue la sensación. La banda, irreverente y siempre con su peculiar rebeldía britpop, entonó Wonderwall e inundó el foro de una sola voz.

Champagne Supernova cerró la velada, dejando que los acordes prolongados flotaran en la noche y que los aplausos se extendieran más allá del último sonido.

Las pantallas reflejaron manos alzadas, vasos que volaban y saltos que retumbaron en cada grada. Roberto Carrasco, seguidor desde la juventud de Oasis, señaló: “Hasta Tláloc fue compasivo; nos permitió disfrutar del espectáculo”.

La última vez que Oasis se presentó en México fue el 26 de noviembre de 2008, en el Palacio de los Deportes. Desde entonces, las disputas entre los hermanos Gallagher parecían haber cerrado la puerta a cualquier reencuentro.

La noticia de la gira Live ’25, cuyos boletos se agotaron en minutos, devolvió la esperanza a miles de fanáticos mexicanos. Mañana ofrecerán la experiencia nuevamente en el mismo foro, y Oasis volvió para hacer historia.

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