La hambruna declarada en Gaza significa que los niños que sobrevivan lo harán con complicaciones de desarrollo fisiológico y cognitivo permanente, entre otras consecuencias. Junto a la falta de alimentos, la mala calidad del agua en el enclave ha disparado una rara y mortal enfermedad, la parálisis flácida aguda (PFA), que cunde a un ritmo sin precedente.
Jérome Grimaud, coordinador de urgencias de Médicos sin Fronteras (MSF) en Gaza, detalló que producto de la inanición el cuerpo de los niños “se congela y habrá retrasos que no se recuperarán para el futuro, tanto en el desarrollo fisiológico como en el cognitivo (…) Por supuesto, afectará a su sistema inmunológico, su capacidad para defenderse de la enfermedad”, declaró en entrevista con France 24.
Otros grupos vulnerables son las mujeres embarazadas que “corren un mayor riesgo de abortar o morir en el parto. Para los ancianos y los enfermos crónicos es un declive muy rápido”.
La hambruna también impide que sanen los heridos, entre 200 y 450 nuevos pacientes que reciben los hospitales cada día.
“Cuando alguien está herido, para sanar, para cicatrizar, tiene que tener un mayor acceso a calorías que una persona normal (…) en los hospitales somos capaces de dar simplemente una comida al día, la cual no incluye proteínas. Hoy, por ejemplo, se sirve arroz con especias. Con un sólo alimento diario, los pacientes no pueden curarse”, lamentó Grimaud y explicó que como consecuencia “las heridas se van a sobreinfectar, van a podrirse las piernas, los miembros. Vamos a encontrar gusanos dentro y tendremos que volver a operar gente y quizá amputarlos. Esas son las consecuencias (de la hambruna) en la vida cotidiana”.
En tanto los casos de PFA, que causa debilidad muscular y parálisis de aparición rápida, aumentaron en 110 personas durante los pasados tres meses, frente a uno o dos pacientes al año que solían registrarse antes de que comenzara la ofensiva israelí, informó The Independent.
Los síntomas se presentan cuando el sistema inmunológico y el sistema nervioso son atacados por ciertos virus. Los casos graves pueden necesitar meses de recuperación en el hospital y un “tratamiento desafiante”, que no pueden ofrecer los médicos de Gaza, declaró Ahmed al Farra, jefe de pediatría del hospital Nasser en Khan Younis.
La PFA puede provocar parálisis a largo plazo o permanente, si no se trata adecuadamente, con apoyo de máquinas de resonancia magnética y de análisis del líquido cefalorraquídeo, añadió.
La Organización Mundial de la Salud afirma que la destrucción de las vitales plantas de tratamiento de agua de Gaza por parte de Israel es, en gran medida, responsable de la propagación de estas enfermedades.
“El agua que reciben los pacientes está completamente contaminada por aguas residuales, debido a la destrucción del alcantarillado”, añadió Farra.
En julio del año pasado, Oxfam informó que Israel había destruido 70 por ciento de las bombas de aguas residuales y todas las plantas de tratamiento en Gaza.
Los funcionarios de salud en Gaza aconsejan a la gente que coloque el agua para beber a la luz del sol, a fin de esterilizarla lo más posible.