Chilpancingo, Gro. Al igual que en los tiempos de Porfirio Díaz, hoy también los jóvenes de Guerrero, y en general en el país, viven en esclavitud, sostuvo ayer en esta capital el escritor guerrerense Crispín Salgado Hernández, durante la presentación de su libro: La Revolución en Tierra Caliente: testimonio del coronel Samuel Martínez. Siempre he dicho “que la Revolución fue pura traición y crimen, y en la actualidad creo que es algo similar con lo que pasa en la política”.
“Algo que vivimos simuladamente, bajo una libertad condicionada; seguro vieron las noticias del rancho allá en Jalisco, del Cartel Jalisco Nueva Generación, que apresaban jóvenes y los sometían, bajo contrato laboral vía digital; lamento muchachos que vivamos en la inseguridad, que no es culpa del gobierno actual, sino que es una crisis del gobierno del sistema pasado, que estamos viviendo las consecuencias; y si no queremos que se repita esto, tienen que machetearle a la escuela, ser portadores del conocimiento”, indicó.
En este siglo XXI hay una nueva esclavitud: “los jóvenes son absorbidos por la tecnología; ya no se lee, hay un discurso perverso. Ahora las tiendas de raya son Coppel, Elektra, Aurrerá, que son los bancos, en donde el campesino, el obrero, la clase pobre, va a empeñar sus cosas o su vida, por un artículo electrónico. En los tiempos de la Revolución, en las tiendas de raya de los hacendados, los campesinos se endeudaban, por eso llegó la revolución”.
Salgado Hernández, sobrino nieto del general Jesús H. Salgado, cercano al general Emiliano Zapata, al que se adhirió con el “Plan de Ayala” y único gobernador zapatista en el estado de Guerrero, donde asumió el cargo en 1914; recordó al respecto, que durante un trabajo de investigación ingresó en 2012 a la hacienda de Atlixtac, municipio de Cocula, en la zona norte de Guerrero, “era un desierto de saqueo, el banco que fundó el general Jesús H. Salgado estaba destruido; adentro todavía había una iglesia, y una bóveda; como que había rastros de las familias secuestradas dentro de la hacienda, que la historia no registra”.
Durante la presentación del libro, en el Museo Regional del INAH, ubicado en Chilpancingo, en coautoría con Herón Martínez, “esta obra es un homenaje a los últimos zapatistas de Guerrero, como lo fueron: Álvaro Lagunas, de (la comunidad) de Palos Altos, municipio de Arcelia; Custodio Hernández de Ajuchitlán del Progreso; y Nabor Mendoza, del poblado de Cualotitlán, municipio de Tlalchapa, entre otros.
Ante un auditorio, mayoritariamente de alumnos de preparatoria, dijo: “cuando (Emiliano) Zapata desconoce a (Francisco) Madero con el Plan de Ayala, empezó la persecución por parte de los carrancistas aliados con Huerta, contra los zapatistas de Guerrero; dos de estos maderistas criminales que pactaron con Venustiano Carranza, y (Victoriano) Huerta, son, uno en Atoyac de Álvarez, en la Costa Grande, Silvestre Mariscal que fue un traidor. El otro, fue Cipriano Jaimes, allá en la Tierra Caliente, que al no encontrar a los revolucionarios zapatistas (como hoy), empezó a sembrar el terror en los pueblos, ahí entre Coyuca (de Catalán), y El Coyol; en donde colgó a una mujer, por no decirle dónde estaban los zapatistas”.
En 1915 “mientras (Venustiano) Carranza, salía de la Ciudad de México a Veracruz, y simuló la intervención Norteamericana, en la Tierra continuaban los enfrentamientos entre zapatistas y los carrancistas de Cipriano Jaimes”.
Por eso, “miren muchachos: muchos de sus bisabuelos anduvieron en la Revolución, solo que ya no nos cuentan; pero lo que pasó en la Revolución, es como ahora, que hubo un cambio y los grupos de poder desplazados, se empiezan a acomodar otra vez en el mismo sistema; al rato van a recuperar el poder, y va a ser lo mismo. Así pasó en la Revolución, se acomodaron los maderistas con Carranza; aparecieron los zapatistas; pero también entraron los asaltantes de caminos protegidos por los carrancistas, eso mismo pasó en la Tierra Caliente”.
Dijo que el texto “en un 30 por ciento. es de testimonios y entrevistas; no hay ninguna obra que hable del zapatismo en Guerrero, en la Tierra Caliente. Cuando se toma Chilpancingo, el 24 de marzo de |914, los revolucionarios campesinos calentanos fueron los más sobresalientes. Por eso al menos ya logramos que el general Jesús H. Salgado, se le reconozca como uno de los precursores del zapatismo en Guerrero, del que hasta hace 15 años poco se sabía”.
Recordó que el 7 de abril de 1911 “se levantan en armas en Tierra Caliente, como maderistas; Salgado, tomó desde mi pueblo Apaxtla, y siguiendo la cuenca del (Río) Balsas, pasa por Arcelia, Cutzamala, Altamirano, y Tlalchapa; y termina el 26 de abril tomando Teloloapan (zona norte); y el 14 de mayo, toman Iguala; la bandera era que a los campesinos les devolvieran sus tierras; ahora seguro ustedes han escuchado en las redes sociales, que han sido despojados de sus trazas algunos señores, por la parte jurídica de Banco Azteca, o de Coppel, porque no han pagado su deuda, y así fue lo mismo en la Revolución”.
Yo nací “en Apaxtla de Castejón(estado de Guerrero); vivo en Ciudad Nezahualcóyotl, en donde soy promotor cultural; según el censo de 2020, fue fundada por habitantes de 16 estados: primero Oaxaca, y luego Guerrero”.