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'Rev(b)elada', exposición del "fenómeno" Vivian Maier, en el Museo Franz Mayer

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Autorretrato de Vivan Maier captado en 1953. Foto cortesía del Museo Franz Mayer / Estate Vivian Maier, cortesía de Maloof Collection y Howard Greenberg Gallery, NY
18 de febrero de 2024 09:06

Ciudad de México. El fenómeno Vivian Maier (1926-2009) llega al Museo Franz Mayer en forma de una exposición que rev(b)ela –como reza la publicidad– a esta neoyorquina que ejerció la fotografía a lo largo de 45 años, aunque se sostuvo económicamente como niñera. Su vasta obra, de 150 mil negativos y 300 películas de 8 y 16 milímetros –también incursionó en el cine–, se salvó de perderse gracias a una casualidad. Comprende, además, 5 mil impresiones vintage, 20 horas de cintas de audio y 2 mil 500 carretes sin revelar.

Según Anne Morin, curadora de Rev(b)elada: Vivian Maier, fotógrafa, muestra itinerante de más de 200 piezas, la protagonista tuvo una vida silenciada, era invisible, sin identidad, y, dada su profesión, carecía de hogar: su habitación era su propia fotografía. Maier se hacía visible por medio del autorretrato; llegó a realizar unos 500 por año, dijo Morin. Autodidacta, era curiosa y poseía gran cultura visual. Iba al cine, a exposiciones, leía periódicos y revistas.

El autorretrato es uno de los núcleos temáticos de Rev(b)elada, junto con El teatro de lo ordinario, Las identidades extraordinarias, Los gestos intersticiales, Las infancias, La fotografía a color y Juegos cinéticos. Morin empezó a investigar el colosal archivo Maier en 2016, aunque entró en contacto con su obra un lustro antes.

Para la curadora, Maier es única en la historia de la fotografía, primero, por la vastedad de obra que comienza en las calles de Nueva York (1951-1956) y continúa en las de Chicago, hasta 1995. Su unicidad se debe también a que Maier es un “misterio, un enigma, algo que no podemos analizar del todo, porque su vida era pasar de casa en casa, procurando a los demás. Era alguien que pertenecía a la otra vertiente del American dream American way of life, a la clase obrera. Era alguien que no era vista”.

Hallazgo fortuito

Más que intentar resolver los misterios de la vida de Maier, Morin se dedicó a crear una arquitectura de su archivo: Era propensa a acumular, llegó un momento en que se desbordaba este material. A finales de los años 80 del siglo pasado, cuando ya no podía trabajar, Maier quedó “en un grado de miseria absoluto. Puso todas sus pertenencias en un cuarto trastero. En 2007, sin embargo, el dueño de esta covacha pidió que se deshiciera de su contenido y organizó una subasta.

Detrás del trastero vivía John Maloof, joven de 25 años interesado en fotografías de los años 50 para ilustrar un libro en el que participaba. Compró todo, a pesar de que no sólo había fotografías, sino incluso los dientes de leche de los niños que cuidaba. Hasta mechones de cabello.

Maloof no sabía quién era Maier, enigma que empezó a aclararse cuando falleció –vivía en un asilo de ancianos– y se publicó un obituario. El ahora cineasta, fotógrafo y autor comenzó a entrevistar a personas que la habían conocido e investigarla. Al distribuir imágenes de su obra en las redes sociales, allí se inició un fenómeno que no ha parado de tomar fuerza. Todo el mundo quiso saber quién era esta señora, señaló Morin en rueda de prensa. Éste es un trabajo que vuelve a la superficie desde las profundidades de la historia, agregó.

De temática en temática

Investigar el archivo de Maier requería de máximo respeto, delicadeza y, sobre todo, no inventar una vida que no había tenido, apuntó Morin. En un principio hubo problemas legales respecto de este legado que se nos escapaba de las manos. Maier tenía familia en Francia, donde había vivido en los años 30 y 40 con su madre. Una vez resuelta la situación legal, la curadora tuvo acceso al archivo completo.

Rev(b)elada es, pues, una radiografía total de este sustrato sumamente complejo, a la vez que metódico. Vivian es una fotógrafa que va de temática en temática, y vuelve a ciertos tópicos como la calle, los retratos, los autorretratos, que para mí son el pulso de su obra, la infancia, ya que sus primeros modelos eran los niños que cuidaba. La exposición también evidencia su paso de la fotografía al cine a través de un camino complejo y experimental, que es el cinetismo.

Gracias al préstamo de 19 piezas que el Museo del Objeto del Objeto hizo al Franz Mayer, se recreó dentro de la muestra el escenario de revelado que la fotógrafa tuvo a lo largo de su vida.

Rev(b)elada: Vivian Maier, fotógrafa permanecerá hasta el 19 de mayo en el Museo Franz Mayer (avenida Hidalgo 45, Centro).

 
 

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