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Gaza: se acaba la normalización con Israel

10 de enero de 2024 00:03

El 14 de diciembre de 2023, el Congreso de EU aprobó la Ley de Autorización de Defensa Nacional, que incluía: que el presidente creara un enviado especial para los Acuerdos de Abraham, el Foro del Néguev y otras plataformas relativas. Esta incorporación se produjo en el contexto de una profunda preocupación de la Casa Blanca por el colapso de su agenda en Medio Oriente, así como por las amenazas que suponían para Israel, Líbano y Yemen.

Hasta hace unos meses, funcionarios de EU alardeaban de sus maniobras políticas para conseguir que los estados árabes normalizaran sus lazos con Israel y diluir la influencia china en la zona. Estos planes se derrumbaron entre las ruinas de los bombardeos israelíes en Gaza. Ahora, las estructuras creadas por EU –empezando por los Acuerdos de Abraham– parecen haber perdido su solidez. Mientras la cuestión palestina había comenzado a alejarse del radar de los estados árabes, ahora se ve obligada a volver por las acciones palestinas del 7 de octubre.

Los Acuerdos de Abraham. El presidente Donald Trump nunca se interesó por el derecho internacional ni la diplomacia. Respecto de Israel, Trump tenía claro que quería resolver el conflicto con los palestinos (que parecían debilitados por la política israelí de asentamientos y el aislamiento de Gaza) en beneficio de Tel Aviv. En enero de 2020, Trump lanzó su plan “Paz para la prosperidad”, que desatendía las reivindicaciones de los palestinos y reforzaba el Estado de apartheid israelí.

El emblema de este endurecimiento era que Trump trasladaría la embajada de EU de Tel Aviv a Jerusalén, provocación que ponía patas arriba la pretensión palestina de que la ciudad fuera el centro de su Estado. “He hecho mucho por Israel”, dijo Trump el 28 de enero. “Ningún palestino o israelí será desarraigado de su hogar”, dijo Trump, aunque su plan señalaba que “los intercambios de tierras proporcionados por Israel podrían incluir tanto zonas pobladas como despobladas”. La contradicción no importaba. Era claro que Trump respaldaría la anexión del suelo palestino.

Meses después, Trump anunció los Acuerdos de Abraham, pactos bilaterales entre Israel y cuatro países (Bahréin, Marruecos, Sudán y Emiratos Árabes Unidos). Los acuerdos prometían continuar la normalización de los estados árabes, proceso que comenzó con Egipto (1978) y luego con Jordania (1994).

En enero de 2023, el gobierno de Joe Biden impulsó este proceso estableciendo el Grupo de Trabajo del Foro del Néguev, que reunió a Bahréin, Egipto, Marruecos y Emiratos Árabes Unidos con Israel en una plataforma para “tender puentes” en la región. Este foro formaba parte del proyecto general de impulsar un proceso para que los estados árabes tuvieran una relación pública con Israel. Lo que Israel y EU eludieron fue Arabia Saudita, país muy influyente en la región. Si los saudíes se unieran a este proceso, y si también lo hicieran los qataríes, la causa palestina se vería considerablemente mermada.

El camino indio. En julio de 2022, Biden viajó a Jerusalén para sentarse junto al premier israelí, Yair Lapid, para una reunión virtual con el premier de India, Narendra Modi, y el presidente de EAU, el jeque Mohammed bin Zayed Al Nahyan.

Los cuatro anunciaron la creación de “i2u2”, o plataforma de proyectos comerciales que desarrollarán conjuntamente India, Israel, EAU y EU. Esta plataforma introdujo a India directamente en los planes de normalización de las relaciones entre Israel y los estados árabes.

Al año siguiente, al margen de la reunión del G-20 en Delhi, se anunció la creación del Corredor Económico IndiaOriente Medio-Europa (IMEC). Este corredor tenía la intención declarada de competir con la Iniciativa de la Franja y la Ruta liderada por China, además de ser un instrumento para incorporar a Arabia Saudita a la normalización con Israel. El IMEC debía comenzar en Gujarat y terminar en Grecia, con una ruta que lo llevaría por Arabia Saudita e Israel.

Dado que tanto Arabia Saudita como Israel formarían parte del corredor, supondría el reconocimiento de facto de Israel por Arabia Saudita. Funcionarios israelíes comenzaron a viajar a Arabia Saudita, sugiriendo que la normalización estaba en camino (con el príncipe heredero saudí Mohammed Bin Salman diciendo a Fox News que la normalización estaba cada vez “más cerca”).

La guerra contra Gaza paralizó el proceso. Mohammed Bin Salman charló por teléfono con Biden a finales de octubre, y dijo que EU debía pedir un alto el fuego, lo cual era poco probable. Como parte de la llamada, funcionarios saudíes dijeron que el príncipe heredero había apuntado la posibilidad de reiniciar el diálogo de normalización tras la guerra.

Poco después de la llamada, Biden dijo: “Estoy convencido de que una de las razones por las que Hamas atacó cuando lo hizo, y no tengo pruebas de ello, sólo me lo dice mi instinto, es por los progresos que estábamos haciendo hacia la integración regional de Israel”. Al día siguiente, la Casa Blanca dijo que Biden había sido malinterpretado.

Ansar Allah y Hezbolá. Días después de que Israel comenzó a golpear Gaza, se abrieron dos frentes de batalla. En el sur de Líbano, los combatientes de Hezbolá empezaron a atacar a Israel, lo que provocó la evacuación de 80 mil israelíes. Israel contraatacó, incluso usando el ilegal fósforo blanco. A principios de noviembre, el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, dijo a sus seguidores que sus combatientes tenían armas con las que amenazar no sólo a Israel, sino también a sus facilitadores, EU.

Los buques de guerra estadunidenses en el Mediterráneo oriental, dijo Nasralá, “no nos asustan ni nos asustarán”. En el discurso, Nasralá felicitó a Ansar Allah –llamados hutíes– por los misiles que dispararon contra Israel y contra los barcos que intentaban llegar al canal de Suez. Esos ataques de Ansar Allah han frenado a muchas navieras, que sencillamente no quieren meterse en este conflicto.

Como represalia, EU ha anunciado una coalición marítima para patrullar el mar Rojo. Ansar Allah respondió que convertiría las aguas en un “cementerio” porque esta coalición no trataba de la libertad marítima, sino de permitir el reabastecimiento “inmoral” de Israel. Las acciones de Hezbolá y Ansar Allah han enviado a las capitales árabes el aviso de que fuerzas políticas están dispuestas a ofrecer solidaridad material a los palestinos.

Esto inspirará a las poblaciones árabes a presionar más a sus gobiernos. La normalización con Israel parece descartada. Pero, si esta presión aumenta, Egipto y Jordania podrían verse obligados a reconsiderar sus tratados de paz.                                                                                    Globetrotter

*Periodista indio



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