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Infancia y sociedad

18 de noviembre de 2023 08:43

¿Es el de Herodes?... “Entonces Herodes enfureció y envió a matar a todos los niños menores de dos años en Belén. Así se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: ‘Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen’”. Evangelio de Mateo 2, 16-18.

Relato verídico o no, la cultura universal ha convertido a Herodes en el arquetipo de los opresores que no dudan en cometer crímenes –incluso el asesinato masivo de víctimas indefensas– por miedo a perder el poder y el control de todo. Miles de inocentes mueren hoy en Gaza, en Ucrania, en México, en Centroamérica, en África, y en muchos otros lugares, por decisión de hombres poderosos incapaces de compasión y culta comprensión. Unicef y su burocracia dorada… bien gracias.

Hay tres grandes amenazas para la especie humana: la guerra nuclear, la furia de la naturaleza y el criminal abandono a la niñez en todo el planeta. Las tres son causadas por humanos. De modo que sólo la propia humanidad puede contener tales amenazas. Se trata no sólo de sobrevivir como especie y de conservar la salud del planeta, nuestro único hogar, sino de evitar que la especie humana in-vo-lu-cio-ne. Con más de 300 millones de niños en el mundo sin acceso a escolaridad, y con unos 900 millones de pequeños con hambre y desnutrición temprana, de leve a muy grave, nuestra especie puede ir perdiendo lo ganado evolutivamente durante los milenios.

El hambre infantil origina el ciclo de la pobreza que se repite, incesante, de generación en generación. Millones de jóvenes malnutridos tienen problemas para aprender y desarrollar habilidades, lo que les impide tener trabajo y mantener a sus vástagos. El círculo de la miseria se multiplica y amplía. Gran parte de la especie puede, poco a poco, retroceder al ser neandertal o transformarse en una suerte de chimpancés humanoides. La gran aventura de la humanidad puede llegar a ser una desventura si no actuamos mirando al futuro, a través de la infancia.

PS: ¡Bravo! Gran abrazo para la oficial Arizbeth Dionisio Ambrosio, del Agrupamiento conocido como Zorros, quien no dudó en ofrecer la leche de su pecho a un bebé que lloraba de hambre en Acapulco… Acuérdate de Acapulco y de sus Marías Bonitas. Todas y todos somos Acapulco.

 
 

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