Sao Paulo. La deforestación en la selva amazónica de Brasil disminuyó en los 12 meses hasta julio, según datos del gobierno publicados ayer, un retroceso desde el máximo de 15 años que alcanzó bajo el mandato del presidente saliente Jair Bolsonaro.
La destrucción se redujo 11 por ciento respecto del año anterior a 11 mil 568 kilómetros cuadrados, según los datos anuales de la agencia de investigación espacial brasileña Inpe. Sin embargo, la cifra sigue siendo mayor a la de cualquier año de 2009 a 2020.
"Es mejor tener una cifra menor que una mayor, pero sigue siendo una cifra muy alta, la segunda más alta en 13 años", dijo Marcio Astrini, director del grupo de defensa del medio ambiente Observatorio del Clima.
El Amazonas, la mayor selva tropical del mundo, absorbe grandes cantidades de dióxido de carbono, un gas que contribuye al calentamiento global y que se libera a la atmósfera a través de la deforestación.
Ane Alencar, directora científica del Instituto de Investigación Ambiental del Amazonas, dijo que no ha habido cambios en la política de Bolsonaro de debilitar los organismos ambientales para explicar la caída de la deforestación.
Alencar y Astrini dijeron que era imposible saber inmediatamente por qué cayó la deforestación, al comentar que tal vez el clima o los ciclos económicos podrían ser un factor.
La medición anual de la deforestación elaborada por el programa de seguimiento por satélite PRODES del Inpe es mucho más precisa que su sistema de alerta rápida DETER, que publica datos semanales.
La destrucción de los bosques es la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero de Brasil. El informe PRODES, publicado ayer, constituye el punto de referencia para medir si Brasil cumple sus compromisos medioambientales y climáticos.
El promedio de deforestación en los últimos cuatro años de Bolsonaro es aproximadamente 60 por ciento superior al de los cuatro años anteriores. La oficina de Bolsonaro no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.
"Ya estamos viendo las consecuencias de la deforestación. Hay más sequía, temporadas de lluvia más cortas, un aumento de los incendios, un aumento de las temperaturas", dijo Mariana Napolitano, directora científica de la organización sin ánimo de lucro WWF-Brasil.