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Contra las drogas y el alcoholismo

En Juchitán el beisbol esponja es un incentivo ante la pandemia
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▲ Sherlyn Díaz Martínez, de 10 años y sordomuda, es la única mujer que practica este deporte .Foto Diana Manzo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 26 de febrero de 2021, p. a10

Juchitán, Oax., No se necesitan los tenis más sofisticados ni los guantes de mejor marca para su práctica, el beisbol esponja requiere de mucha fuerza en las piernas y un puño poderoso. Este deporte es callejero y se realiza en espacios llaneros al aire libre. Nació hace varios ayeres en las colonias de mayor pobreza de Juchitán, para reducir vicios como el alcoholismo y la drogadicción y ahora en pandemia es un aliciente para niños y jóvenes.

El beisbol esponja no requiere pelotas profesionales, se utiliza una de esponja que tiene un menor costo –100 pesos la docena– y se requiere de 22 personas para integrar un equipo.

Su gusto ha sido tanto que actualmente en Juchitán, donde permanece vivo, existen alrededor de 250 jugadores de la liga infantil y juvenil, siendo Sherlyn Yubinisa Díaz Martínez, de 10 años de edad, la única mujer en esta categoría.

Además de ser un estímulo contra los vicios y de fomentar el deporte, también es un espacio donde el zapoteco, lengua madre, está viva, porque las indicaciones y recomendaciones se hacen en ese idioma y en castellano.

Las autoridades prohibieron los partidos por la contingencia, pero la gran mayoría de los equipos práctica con las medidas sanitarias y con lo básico: Un campo semiárido de su colonia, no usan uniforme porque no lo tienen y los accesorios de señalética son fabricados por ellos, para ahorrar recursos.

Cae la tarde y en la colonia Lázaro Cárdenas se reúnen los 22 integrantes del equipo homónimo local y, por supuesto, Sherlyn Yubinisa no puede faltar, son 90 minutos de esparcimiento: ríen, corren y se divierten sin olvidar las medidas sanitarias, pues el cubrebocas lo usan en todo el entrenamiento.

En forma de diamante o abanico se colocan, el campo es llanero, entre todos lo limpian y le quitan la maleza, no tiene gradas ni asientos; bajo la sombra de un árbol hay unos pedazos de tronco y desde allí, Armando de la Cruz, conocido como Mando Guacho, da indicaciones.

Además de Mando, también los hermanos Miguel y Mario Orozco Regalado y Luis Ángel Vicente Regalado se encargan de orientar la práctica de los jugadores, ninguno es profesional, pero la experiencia lo obtuvieron de observar y practicar este juego.

Ninguno cobra un sueldo, al contrario, buscan y gestionan recursos para uniformes, comprar las pelotas y pagar al ampáyer.

Decidí apoyar a este equipo porque me gusta el beisbol, además para que los chamacos no anden ahí de drogadictos ni alcohólicos, por eso hacemos el esfuerzo de practicar todos los días, sin importar si hay viento o calor, el deporte para nosotros es prioridad.

De 15 años y estudiante de preparatoria, Raúl Gutiérrez Gómez practica este deporte desde los 10, lo aprendió de amigos y familiares.

Durante los 90 minutos que dura el entrenamiento, Raúl corre descalzo porque dice que así se afianzan mejor sus pies al suelo y le da mayor seguridad. Me gusta porque los entrenadores nos guían, nos enseñan a jugar, pero también recomiendan la obediencia y no meternos cosas malas al cuerpo como alcohol y droga, el ambiente es totalmente sano, y cuando hay partidos al terminar nos juntamos, comemos galletas y aguas, es una convivencia que además te quita malos pensamientos.

El beisbol esponja le cambió la vida a Sherlyn, una niña de 10 años sordomuda. La ansiedad que le provoca su padecimiento es cada vez menor y le alegra el corazón a su madre Teresa de Jesús, quien afirma: “Me gusta el trato que le dan a mi hija, la aceptan y la incluyen, hay igualdad y nada de preferencia. Ella es ahora gracias al ‘beisbol esponja’ una niña deportista”.