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El Mundial del 70 nos dejó mal sabor de boca, rememora Basaguren
 
Periódico La Jornada
Domingo 31 de mayo de 2020, p. 9

Los integrantes de la selección tricolor que participamos en el Mundial de México 1970 nos quedamos con un muy mal sabor de boca, que perdura hasta ahora, porque sabíamos que éramos para más, asegura el ex jugador Ignacio Fraile Basaguren al recordar el torneo que cumple este domingo su 50 aniversario.

México quería impresionar como anfitrión de la Copa del Mundo. El escenario principal sería el estadio Azteca, en ese entonces con una capacidad para 100 mil personas, mientras en el Tricolor la orquestación del juego recaería en el mediocampista Alberto Onofre, pero unos días antes de la inauguración sufrió una fractura de tibia y peroné que sacudió los planes del entrenador Raúl Cárdenas.

Con la tragedia de Onofre, todo cambió, sentencia Basaguren al explicar que fueron dos años de preparación para armar un plantel donde él construyera las jugadas, tal como sucedió con Brasil y Pelé. Con la fractura, todo se vino abajo.

El consejo técnico de la selección se encontraba desconcertado y temeroso, no sabía cómo modificar el esquema del equipo, por lo que habló con Guillermo Cañedo, entonces presidente de la Federación Mexicana de Futbol, para exponer el problema.

El federativo apeló en beneficio de los intereses comunes y, de acuerdo con palabras de Basaguren, les dijo: miren, ustedes tienen una carrera por delante, no la arriesguen, soy consciente de la desgracia que pasó y que se derrumbó el plan, así que jueguen conservadoramente.

El mensaje era poner a los jugadores de los equipos poderosos, dice. En ese entonces, no sé si ahora, pero la Federación daba a los clubes dólares por minuto de juego a cada futbolista. Yo estuve en la cancha 58 y al Atlante le dieron 250 mil dólares, y hubo otros que jugaron más que yo. Entonces metieron en los momentos críticos a los consagrados, les fuera como les fuera.

El otro golpe que recibió la selección fue el inesperado cambio de sede a Toluca para el duelo contra Italia, correspondiente a los cuartos de final, pese a que la planeación señalaba que pasara lo que pasara estaríamos en el estadio Azteca.

La orden para modificar el escenario vino desde muy arriba, sostiene Basaguren al afirmar que fue un mandato directo del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, quien había recibido una rechifla en la inauguración del torneo al estar aún fresco el recuerdo del 2 de octubre de 1968.

Las manifestaciones populares siempre dan miedo a los políticos y Díaz Ordaz temía que la euforia de la afición se convirtiera en furia, revela.

Así, la selección mexicana enfrentó a los italianos en un escenario hostil pese a ser anfitriones y el resultado fue un doloroso 4-1 con el que fueron eliminados del Mundial. Basaguren rememora que el nerviosismo era intenso entre los jugadores tricolores.

“Después del autogol de Javier El Kalimán Guzmán iban a sacar al arquero Ignacio Calderón, pero ¿sabes lo que hubiera significado? Mejor prefirieron morir con el consagrado”.

Recuerda que después de México 1970 se consolidó el apodo de los ratoncitos verdes a la selección mexicana, el cual fue idea del periodista Manuel Seyde. La afición la pasó bien un rato, después todos le iban a Brasil, señala entre risas.

La experiencia negativa del Mundial de México 1970, así como diferencias con directivos y el árbitro Arturo Yamasaki en el torneo de Liga, hicieron que Basaguren se decepcionara del balompié.

El Mundial fue sorpresivo para mí, en ese momento era un novatazo. Apenas en 1967 yo salía del convento, poco después llegué a las reservas del Atlante y sin esperarlo a la selección, pero por todo lo que pasó preferí retirarme, sentencia como si se hubiese quitado un peso de encima.

Después de las canchas, Basaguren incursionó de comentarista deportivo en la televisión. Ahora, cinco décadas después de haber jugado, consideró que aún será complicado llegar al anhelado quinto partido en un Mundial, porque al mexicano le falta condición física y los elementos que tenemos en Europa, excepto Andrés Guardado, no son claves en sus equipos.