Opinión
Ver día anteriorSábado 11 de mayo de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Renegar de sus orígenes
E

l que obtiene ventajas concretas actuando en contra de sus raíces, encuentra hoy día justificación arremetiendo contra el nacionalismo. ¿Cuántos hay en nuestro país que parecen ser más gringos que el Tío Sam debido a que les llegan buenos dólares?, aunque frecuentemente hallarán siempre un resabio de menosprecio y discriminación por parte de los llamados wasp: white, anglosaxon & protestants.

Pero también los hay con ribetes racistas que se sienten más españolistas que los españoles y van por la vida presumiendo de ancestros gachupines (uso la palabra en su sentido estricto), máxime si tuvieron éxito económico en México... a la buena o a la mala. Pero los hay también quienes llegan al sublime nivel de repudiar a sus antepasados de cualquier dirección, con ánimo de dejar satisfechos a sus amos: en este caso del periódico español llamado El País, cuya creciente tendencia a favor del más derechista de los españolismos, se antoja irreversible.

El sujeto de marras –alias Jordi Soler– se ha dado vuelo en el pasado denostando a México, poseído como está del llamado Síndrome de Miramar de quienes suelen medrar establo ajeno menospreciando al país en que nacieron y crecieron.

El hombre se aviene al dicho popular de que quien esconde a su padre resulta que tiene muy poca madre, pero más aún quien arremete contra las aspiraciones de los que comparten su origen.

Para hacerse el original, este individuo, que escribió una novelita bastante buena y otra abominable, ha sido catapultado por sus amos y se ha hecho famoso, de manera que ahora su prestigio sirve a la causa del franquismo contra el que luchó su abuelo, vigente todavía en la España de la que es endémico, y enemigo furibundo de la democracia y de las libertades de un pueblo, como el catalán, que desde cualquier punto de vista democrático con que se mire, tiene todo el derecho a elegir su propio destino.

En síntesis, este señor de apellido verdadero Enrigue, que usa el alias de Jordi Soler, para vergüenza de su madre y de la tradición catalanista de su abuelo, respalda el neofranquismo contemporáneo anticatalán después de haber sido detractor de la mexicanidad.

Ahora resulta que quienes reclaman el derecho a votar son racistas y merecen que se les avasalle con la fuerza pública más brutal… Felicidades, señor Soler: ha revitalizado usted un término catalán que conoce y ejerce: botifler.

Para estar en paz

Sólo dos favores le pido para que dejemos la fiesta en paz: uno, no se asuma usted como cardenista porque denigra la memoria del general que vamos a necesitar para que México, el país que muchos queremos y respetamos, recobre caminos que sus correligionarios tuvieron a bien abandonar. Dos, que nunca acepte que nació en Guadalajara, lo cual procura esconder, pues de esta manera los tapatíos tendremos un motivo menos de qué avergonzarnos.