Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 18 de octubre de 2015 Num: 1076

Portada

Presentación

El cine y sus propiedades
Juan Ramón Ríos Trejo

William Lindsay Gresham
y lo grotesco

Ricardo Guzmán Wolffer

Brevísima antología
de la tuiteratura

Ricardo Bada

El vasto Orinoco
Leandro Arellano

Lucinda Urrusti, pintora:
retrato de una época

Elena Poniatowska

Hugo Gutierrez Vega:
el actor y el poeta

Vilma Fuentes

ARTE y PENSAMIENTO:
Tomar la Palabra
Agustín Ramos
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Prosaismos
Orlando Ortiz
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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La Jornada Semanal

 

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Las mil y una noches: una reflexión irónica, política
y subversiva de Miguel Gomes

Relatos para antes de ser decapitado

El cineasta portugués Miguel Gomes decidió responder a la devastadora crisis económica que aflige a su país de la manera más ambiciosa que pudo imaginar, con una obra magna, un filme de 338 minutos que parte de la estructura e inspiración de uno de los libros más prodigiosos de la historia. Las mil y una noches (As Mil e uma Noites) es un filme inclasificable, caleidoscópico, vertiginoso y abrumador, que va del documental sobre temas arcanos y exóticos, a un folclor universalista y de ahí a la comedia surrealista. Es un ejercicio reflexivo sobre las formas de ver a un pueblo en crisis y es un deleite escapista cargado de melancolía (saudade) y exotismo. Como el libro que lo inspiró, el cuarto largometraje de Gomes reúne muchas historias, independientes y a la vez vinculadas por temas comunes y contrapuntos, pero sobre todo por que se trata de relatos que se cuentan para retrasar la muerte, en el caso de Sherezada a manos del cruel Vizir, en el de Gomes, bajos los instrumentos punitivos de la temible troika (fmi, Banco Central Europeo y Comisión Europea). Acompañado por un equipo de periodistas y guionistas, Gomes elaboró un retrato de su país a lo largo de un año. Originalmente tenía un contrato para no rebasar las tres horas y media, por lo que optó por dividir su filme en tres películas independientes de dos horas, “cada una con su propio estilo, clima y lógica”, pero que entre todas cuentan la historia. “Algo así como La guerra de las galaxias”, ha declarado Gomes. Las mil y una noches tuvo un recibimiento espectacular en el pasado Festival de Cannes y es una de las piezas más fuertes en la edición 53 del Festival de Nueva York.

Furia y humor

Gomes estaba comenzado a trabajar en una película que tenía lugar en el México de los años ochenta. Sin embargo, la desesperada condición financiera de su patria lo obligó a cambiar el tema. Se enfrentaba a una trágica realidad que hemos vivido muchos en los países en vías de desarrollo: un equipo de tecnócratas aterrizaba en Portugal sin entenderlo, para aplicar una serie de medidas económicas draconianas y echar atrás décadas de luchas sociales y conquistas populares, desmantelar los beneficios de los trabajadores, despedir masivamente a burócratas y recortar el presupuesto en todo lo que consideraban irrelevante, como la cultura y la educación. De esa manera Gomes se embarcó en la creación de un filme que parte de la frustración, la rabia y el desencanto, pero emplea el humor, el sarcasmo y la belleza para responder al naufragio de la nación.

El laberinto narrativo

Cada parte del tríptico está dividida a su vez en capítulos, algunos de los cuales se abren en subcapítulos, en historias laberínticas que se entrelazan o chocan en tono y temas. El primer episodio del filme, “El inquieto”, comienza de manera relativamente convencional, mostrando el inminente cierre de un astillero como resultado de los cambios de políticas y tecnología, y que tiene como consecuencia la devastación de una comunidad. En el segundo episodio, “El desolador”, destaca un juicio al aire libre que comienza con el caso de unos inquilinos que venden los muebles que pertenecen al propietario de la casa donde viven. Este crimen es el resultado de otro crimen y éste a su vez de otro y así se establece una larguísima y absurda cadena de complicidades y atropellos que reflejan las viejas transas que permiten sobrevivir en una sociedad pauperizada. En la tercera parte, “El encanto” destaca un falso documental sobre gente que atrapa pinzones y los prepara para competir con sus canciones en inquietantes torneos donde la ilusión de los aficionados es recuperar las canciones antiguas de los pinzones que se han perdido en nuestra era. Estas historias están enmarcadas por muchas otras, algunas conmovedoras, como la de “Los dueños de Dixie”, un perrito que sirve como hilo narrativo para mostrar el desconsolador empobrecimiento de los portugueses, o aquella en donde un mago premia/castiga a un grupo de poderosos banqueros provocándoles erecciones que nunca cesan.

De medievo a medievo

Las mil y una noches es un libro provocador, escatológico, profundamente divertido y moderno, punk, dice Gomes. Es una de esas obras gigantescas e infilmables en su totalidad. Gomes lo sabía. Sin embargo, nada parece más pertinente que echar mano de un obra subversiva y fascinante como ésta para hablar de la ironía de un tiempo de esplendor y catástrofe como el nuestro. Además de que tiene el valor agregado de que se trata de un libro proveniente de la edad de oro musulmana, y pone en evidencia, entre otras cosas, que la fase medieval, retrógrada y fanática por la que pasa el islam ahora no es representativa de una cultura, sino es una enfermedad transitoria.