Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 18 de octubre de 2015 Num: 1076

Portada

Presentación

El cine y sus propiedades
Juan Ramón Ríos Trejo

William Lindsay Gresham
y lo grotesco

Ricardo Guzmán Wolffer

Brevísima antología
de la tuiteratura

Ricardo Bada

El vasto Orinoco
Leandro Arellano

Lucinda Urrusti, pintora:
retrato de una época

Elena Poniatowska

Hugo Gutierrez Vega:
el actor y el poeta

Vilma Fuentes

ARTE y PENSAMIENTO:
Tomar la Palabra
Agustín Ramos
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Prosaismos
Orlando Ortiz
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
Núm. anteriores
[email protected]
@JornadaSemanal
La Jornada Semanal

 

Agustín Ramos

z, imaginación documentada (I DE II)*

El crimen de Estado se planea para que parezca accidente. Un accidente lamentable. Pero algo sale mal. Y aunque las conspiraciones de esa clase siempre salen mal, son el mal, ésta deriva en la caída del primer ministro.

La víctima es un opositor. El hecho se programa para el final de un acto político donde los asistentes sufren el hostigamiento de acarreados bajo control de las autoridades, con la pasividad cómplice de uniformados responsables del orden público. Todo en presencia de altos mandos policíacos vestidos de paisanos, atentos al cumplimiento de una conjura que no pretende asesinar de tajo sino dejar tullido, de por vida, a un adversario política y físicamente superior, militante independiente muy popular y estrella del atletismo.

Dos factores se conjuntan para que el complot gubernamental quede al descubierto y venzan la versión oficial de la historia hasta inscribirse en la memoria universal mediante una obra maestra de la literatura contemporánea.

Primero, la revelación de la verdad. En el momento del atentado, uno de tantos simpatizantes de la víctima se arriesga a detener al agresor material. Luego, otro ciudadano, ajeno a la política y sólo motivado por su conciencia, da su testimonio a un reportero que lo hace público. Y, por último, un juez honesto logra resistir las presiones y cumple con su deber.

Un activista modesto, un individuo con valor civil, un periodista genuino y un funcionario de la justicia con vocación, con ética y con valentía, consiguen imponer la verdad en un contexto mexicanizado de genocidas, cleptómanos y mitómanos. Y esa verdad impone la renuncia del primer ministro.

A la victoria, temporal como todas las de esta clase hasta el día de hoy, la sigue una reacción cruenta que culmina en el golpe de Estado de los coroneles. Sin embargo, ya es irremediable. Y para ello se requirió del segundo factor, la literatura.

El escritor griego Vasilis Vasilikós reelaboró novelísticamente el hecho histórico en z. El título –explica la autora de la primera traducción directa del griego al español– “remite a la letra inicial de la palabra griega Ζει, ‘vive’ o ‘está vivo’, que la ciudadanía repetía al unísono durante el sepelio”. Costa-Gavras llevó esta obra al cine con el mismo título. Ambas, la novela y la cinta, estuvieron prohibidas en la España franquista, con secuelas adversas para el público hispanohablante.

El prólogo explica el camino que siguió Vasilikós para convertir el hecho real en literatura. Porque además de brindar una contextualización muy completa de la historia griega moderna y de trazar una semblanza de Vasilikós, la prologuista y traductora, Guadalupe Flores Liera, analiza el proceso de novelización e incluso refiere las peripecias de una traducción llevada a cabo en constante consulta con dicho autor.

“Vasilikós –dice Flores Liera– quiso trasladar estos hechos al papel, novelizarlos, es decir mitificarlos, que es lo que a su juicio hace un escritor.” Y al situar esta novela dentro del más de centenar de libros que forma la obra completa del autor, reitera lo que “caracteriza su método de trabajo: partir de la vivencia y mitificarla mediante la novelización”.

El subtítulo original, “documental imaginario” alude a que “si bien los hechos narrados son todos reales” el resultado final “es producto de la ficción y aquí descansa el sentido del relato”. Por el prólogo, además, nos enteramos en detalle del trabajo que demandó z, la primera novela griega de no ficción, nacida de un diario donde, además de documentar el hecho real, Vasilikós enfrentó la “dificultad para escribir el libro tal y como lo tenía planeado. La lectura de A sangre fría… le despejó el camino y le mostró el rumbo a seguir”.

Esa literaturización del hecho real no tiene nada que ver con el recurso a la llamada “imaginación” para darle vuelo a la hilacha de lo desconocido. La imaginación, en este caso, no consistió en inventar, por lo menos no en el sentido de poner rellenos en la oquedad de lo ignoto, sino en emplear herramientas nuevas para iluminar los misterios de la realidad, como lo hacen los verdaderos científicos y los verdaderos poetas, como lo hicieron Stevenson y Kafka, como lo hizo Vasilikós al integrar la poesía a la narración no como adorno sino por exigencia expresiva.

(Continuará)

* z, Vasilis Vasilikós, México, 2015, Universidad Autónoma de Nuevo León. Prólogo, notas y traducción directa del griego de Guadalupe Flores Liera.