Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 24 de junio de 2012 Num: 903

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bitácora bifronte
Jair Cortés

Dos poemas
Yorguís Pavlópoulos

Leer y escribir:
nuevas tecnologías

Sergio Gómez Montero

Apuntes sobre la grafofobia
Rocío García Rey

La palabra escrita:
usos, abusos y nuevas tecnologías

Xabier F. Coronado

¿Escribir?
Rodolfo Alonso

Prisas y tardanzas
del poder

Vilma Fuentes

De la palabra escrita a
la palabra asalariada

Fabrizio Andreella

Columnas:
La Casa Sosegada
Javier Sicilia

Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

Galería
Enrique Héctor González

Mentiras Transparentes
Felipe Garrido

Al Vuelo
Rogelio Guedea

La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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Miguel Ángel Quemain
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Andamios Teatro.
Molière en Hermosillo

Médico a la fuerza de Molière, en la versión literaria y la dirección escénica de Hilda Valencia, posee una dimensión de enorme actualidad política y artística. Presenta un trabajo donde el cuerpo y la posición de los actores crean los espacios en un encadenamiento de contigüidades que sitúan frente al espectador los diálogos que sostienen los personajes.

En la dirección de Valencia se hacen evidentes todos los registros de su experiencia escénica: en la dramaturgia, la iluminación, el trazo y, por supuesto, la dramaturgia con que acompaña los registros del actor: sus sonidos corporales, sus gestos, que van de la inmovilidad a un dinamismo que exige gran preparación atlética del actor.

Entre esos registros evidentes están el humor y el compromiso político, presentes desde su trabajo en el grupo Contigo América (Hermosillo de mis ausencias, un espectáculo construido a través de la recreación e investigación sobre el mundo urbano de Hermosillo, se correspondería con esa obra de creación colectiva que fue en los años ochenta Donceles 19). Se le pide a Sganarelle, el esposo de Martina, que mencione tres libros que haya leído para probar su legitimidad. Sólo tres, que no recuerda.

La sabiduría que adquirió de la mano de Margules, le da a Valencia el valor de presentar un trabajo sostenido en la desnudez de la actuación, en el bordado finísimo de un texto que teje sobre el gesto, el rostro y el cuerpo del actor, que habita con una cantidad innumerable de ruiditos, respiraciones, quejidos, exhalaciones que inician o concluyen los parlamentos de los actores y que vibran en sus cuerpos vestidos con ropajes carnavalescos que prescinden de todo contexto que no sea la propia historia que cuentan.

Para Valencia, esta obra de Molière  “devela una sociedad en descomposición: los impostores, la simulación, la justicia por propia mano, la ignorancia, el amor condicionado a la conveniencia y el poder que decide sobre la vida de los otros. Molière exalta los vicios de los personajes a través de la comedia provocando la reflexión actor-espectador”.  Vale la pena revisitar esa obra tan incendiada de rabia inteligente contra el fingimiento –que el autor escribiera siete años antes de su muerte–, esa indagación profunda sobre el engaño de sí mismo: El enfermo imaginario.

Andamios Teatro tiene la fuerza de una compañía que se propone independiente, con un espacio propio en el Centro Histórico de Hermosillo y con un repertorio que le permite ofrecer un trabajo variado a festivales y organismos de cultura en otros municipios y estados. Médico a la fuerza se va a pueblear al norte y hay que seguirlos. El siguiente destino es Naco, Sonora, un municipio panista de menos de 6 mil habitantes que no se libra de nuestro mundo en descomposición.

En 2009, dos años después de que Hilda Valencia se instalara en esa ciudad como profesora de artes escénicas en la Escuela de Artes de la Universidad de Sonora, nace la compañía, que apenas el año pasado rehabilitó una casona abandonada cuyos propietarios accedieron a rentarles y que es sede de este conjunto capaz de presentar un repertorio que integra La gaviota, de Chéjov;  La ópera de los tres centavos, de Brecht y Kurt Weil;  Dos intentos de suicidio, de Héctor Mendoza (los universitarios suelen llevarse sus adoratorios a donde vayan); Busco trabajo, con textos de Harold Pinter; Fusse, teatro con los pies, dirección de Manuela Rábago, Funambulusm dúo acrobático en la dirección de Bryan Aguirre, así como Afinadísimo, espectáculo didáctico, teatral y musical de Natalia Brambila.

Con este montaje concluyó por cuarto año el ciclo De la academia al escenario de la Coordinación de Teatro del INBA, imaginativo y de una oferta que vale la pena continuar y atender porque significa reconocer de manera permanente el tránsito entre el mundo académico que implica la diversidad y la complejidad formativa que se adquiere fundamentalmente en la universidad.

Médico a la fuerza es mucho más que el cumplimiento de una disciplina académica: es lo que sigue, la vida artística en toda su amplitud y riesgo; es, ya, la vida del egresado y su apuesta; el camino que tiende a apartarse de la peste comercial que esteriliza; que tiene como base hasta ahora una televisión moralista, parcial y sin exigencia escénica; no me refiero al espectáculo que incorpora el canto, la danza, la acrobacia y la pantomima, el humor y a otras artes a la escena: sean músicos en vivo, video o cine. ¡Andam(i)os Teatro!