Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 22 de abril de 2012 Num: 894

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Águila o sol:
real o imaginario

Vilma Fuentes

El enemigo del sida
en México

Paula Mónaco Felipe entrevista
con Gustavo Reyes Terán

Exploración Ooajjakka
Rosa Isela Briseño

Amos y perros
Ricardo Bada

Guernica: 75 años
contra la barbarie

Anitzel Diaz

El mural de Guernica
Hugo Gutiérrez Vega

De feminismos,
clases y miedo

Esther Andradi

Leer

Columnas:
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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Alonso Arreola
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Y en la esquina gris…

Recientemente se desató en internet una acalorada y muy interesante discusión entre los sitios españoles Nada es Gratis e Ibercrea. Todo comenzó cuando, en el primero, su colaborador Samuel Bentolilla publicó cómo evitar el pago en línea del diario británico Financial Times. Esto provocó algunas protestas, entre ellas la del Instituto Ibercrea, dedicado a la defensa de los derechos de autor con el apoyo de la Asociación de Gestión de Derechos Intelectuales, Artistas Intérpretes o Ejecutantes, la Sociedad de Gestión de España, el Centro Español de Derechos Reprográficos y la Sociedad General de Autores y Editores. Pero el asunto no quedó allí. Cada uno vio encarnada su postura en un representante, el economista Jesús Fernández-Villaverde y el escritor Daniel Gascón, respectivamente.

El primero se mostró a favor de un replanteamiento legal sobre los derechos de autor y publicó el texto “Las falacias de los defensores de la propiedad intelectual”.  Sitio vanguardista y de discusión abierta, el de Nada es Gratis recibió decenas de comentarios, tanto a favor como en contra, lo que per se nos parece saludable, pues estemos en la posición que estemos, es un hecho insoslayable que la realidad legal sobre estos temas ha dejado de representar a una mayoría inquieta, activa como nunca gracias a las redes sociales y la tecnología.

Entre los planteamientos de Fernández-Villaverde llama la atención su idea sobre cuatro sistemas posibles de financiamiento para la creación (mecenazgo, premios, mecanismos de cooperación múltiple y mecanismos de innovación competitiva), así como una postura que no cancela ni menosprecia la autoría o el derecho mercantil de ideas y productos, sino que cuestiona la protección que históricamente se ha hecho del monopolio en Occidente, una práctica que por un lado impulsa nuevos proyectos, es verdad, pero que también genera competencia desleal y precios fuera de la justicia.

Siendo críticos, debemos reconocer en su tono académico un aire de suficiencia esnobista que parece fría. Conocemos personalmente a muchos artistas buenos que se quejan de los perjuicios de la piratería, pero que tampoco lo hacen desde la riqueza perdida, la vanidad o el egoísmo, sino desde un estado de desconcierto genuino en el que no saben cómo proceder.

Ahora bien, Ibercrea, en las antípodas, responde inteligentemente en voz de Daniel Gascón, con un artículo que publicara también en Letras Libres: “Por la cara”.  En él no sólo se enaltecen dos puntos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: 1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.  2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora.

Además se señalan un par de aspectos importantes sobre los detractores del derecho autoral: “Al igual que los creadores tendemos a defender nuestro modo de vida, uno tiende a dar menos importancia a los derechos de autor cuando sus ingresos –y su libertad– no dependen de ellos. ” Y más adelante: sería injusto “despreciar, insultar y negar los derechos de quienes se ganan la vida con sus ideas –que son ejecutadas en forma de canciones, películas o discos, y generan beneficios– y consideran que la satisfacción de la vanidad no es suficiente para ellos”.

En fin. Ambas posturas pueden leerse en los respectivos sitios. Empero, nosotros pensamos que el libre intercambio de ideas, y específicamente de música, es una práctica imparable debido no sólo a los piratas tipo gángster, sino a consumidores de perfil variopinto que, en países como México, no pueden ser simplemente tachados de “ladrones”.  Se trata de un comportamiento que no cambiará ni a corto ni a mediano plazo. Por ello también estamos quienes, directamente, renunciamos a perdernos en esa reyerta a blanco y negro para experimentar con otras formas y estructuras grises de producción, promoción, venta y alianza. Podrían decirnos comodinos o argumentar que nunca vimos los frutos de nuestras ideas. Pero en nuestro caso no es verdad ni lo uno ni lo otro.

Así, mientras las burocracias se ponen de acuerdo con empresarios y políticos, la gente seguirá creando procesos de supervivencia harto encomiables. ¿Ejemplo? PledgeMusic, una de las más acertadas estrategias de mecenazgo que hayan surgido en la red, pues no sólo puentea a los artistas con benefactores, sino que además triangula apoyando a muy diversas instituciones de caridad.