Cultura
Ver día anteriorViernes 24 de diciembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Es un recinto vivo para el conocimiento y el gozo, afirma Édgar Damián Rojano

Un éxito, el nuevo museo de la Revolución: recibe 11 mil visitantes cada fin de semana

Reabrió el 20 de noviembre pasado con innovaciones, como un elevador y pisos de cristal para observar la estructura del sitio

Atiende a las nuevas generaciones, asegura el funcionario

Foto
La fuente en la explanada se considera otro de los atractivos del museoFoto María Luisa Severiano
Foto
Atender a grupos escolares es una tarea sustantiva para el recién remozado recintoFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Viernes 24 de diciembre de 2010, p. 4

A propios y extraños sorprende de manera grata que el recién remozado Museo Nacional de la Revolución reciba cada fin de semana cerca de 11 mil visitantes.

Situado abajo del monumento capitalino dedicado a la gesta revolucionaria de 1910, se trata de un recinto vivo para el conocimiento y el gozo, afirma Édgar Damián Rojano García, director del recinto que abrió sus puertas el pasado 20 de noviembre.

El museo ha sido un éxito tras su apertura, explicó el historiador a La Jornada: Quienes conocieron el anterior recinto saben que éste es más moderno y atiende en buena medida a las nuevas generaciones. En términos del discurso museográfico, sus salas narran episodios que comprenden desde la etapa del triunfo juarista, el establecimiento de la República, el principio del Estado Mexicano, la guerra civil, el Porfiriato, por supuesto, la Revolución, y concluye con el periodo del general Lázaro Cárdenas, último gran momento de esa gesta.

Entre los atractivos adicionales del recinto, ubicado en la Plaza de la República, se incluye el elevador de cristal que lleva al mirador ubicado a 57 metros (muy cerca de la cúpula la cual está a 67.5 metros); también se colocaron vidrios en el piso, desde donde se observan los cimientos de la construcción que se inició en el porfiriato.

La iluminación nocturna es otro de los elementos que ha llamado la atención al público, así como la fuente sui generis donde gozan los chavos al mojarse una y otra vez mientras caminan por ella.

Al lugar, explicaron algunos visitantes, ya es posible llegar con mayor confianza, porque antes se percibía un mal olor y era inseguro.

Incluso, los vendedores ambulantes y los tradicionales Santa Clauses y Reyes Magos ya no se ubicarán en los alrededores del monumento y tampoco tomarán la gran explanada de la plaza.

El Gobierno del Distrito Federal ha realizado un gran esfuerzo para ofrecer un nuevo espacio que conjugue esparcimiento y cultura. Es un espacio público que la gente debe hacer suyo; debe acercarse y comentar sus inquietudes, porque es un espacio vivo, afirma Rojano García, también catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El Museo Nacional de la Revolución tendrá entre sus tareas sustantivas atender a grupos escolares de nivel básico y medio, además de organizar diversas actividades. Asimismo, se planea hacer exposiciones itinerantes con el acervo de casi 3 mil objetos.

La nueva museografía, agrega, implicó que numerosas piezas quedaran en bodega.

Entre otras actividades, actualmente se presenta una muestra fotográfica en la sala de exposiciones temporales.

Para el próximo año, en el recinto se conmemorará el triunfo maderista y la expedición del Plan de Ayala, con muestras sobre ambas efemérides.

Entre semana, el museo recibe entre mil 500 y 2 mil personas, mientras sábados y domingos llegan alrededor de 11 mil visitantes.

Entre sus atractivos también sobresalen las enormes estructuras de metal con las que se inició su construcción hace 100 años y que pueden ser vistas a través de cristales. El museo, ahora con el elevador, el mirador, el piso de cristal y la fuente de la explanada, se ha convertido en una buena opción para los citadinos, reitera Rojano García.

El recorrido por las salas del recinto subterráneo se inician con la historia del propio Monumento a la Revolución, cuya construcción estaba destinada a ser sede del Palacio Legislativo, pero el comienzo de la gesta revolucionara impidió que se avanzara más en la obra y sólo quedara la estructura.

Posteriormente, explica el museógrafo Miguel Enríquez, Madero y Carraza quisieron retomar el proyecto arquitéctonico, pero no fue posible porque no tuvieron las posibilidades económicas.

De hecho, se quiso desmontar la estructura en 1932, pero el arquitecto Carlos Obregón Santacilia lo impidió y desde entonces el monumento quedó tal como lo conocemos hoy día; además, su diseño original era muy parecido al Palacio de Bellas Artes.

Las partes que fueron desmontadas en aquella época fueron a dar por toda la ciudad; entre ellas figuran el águila que iba a coronar el Palacio Legislativo, que se colocó en el Monumento a la Raza, o los leones que custodiarían el acceso son los que ahora se observan en las puertas de Chapultepec, mientras algunas piezas de mármol se encuentran en Bellas Artes, detalló el museógrafo.

Durante el recorrido por las ocho salas se observan las figuras de Benito Juárez, Francisco I. Madero, Porfirio Díaz, Victoriano Huerta, Venustiano Carranza, Emiliano Zapata, Francisco Villa y Álvaro Obregón, hasta llegar a la expropiación petrólera con Lázaro Cárdenas.

El visitante observará piezas originales y documentos facsímilares relacionados con la historia reciente del país, entre los que destacan los diseños originales del proyecto arquitectónico y la maqueta del Palacio Legislativo, billetes y banderas de la época, además de fragmentos de mural, relojes antiguos, sombreros, armas, instrumentos de metal, trajes de charro y otros atuendos.

Llama la atención un conjunto de piezas llamado La bola, esculturas blancas de personas en tamaño natural, que representan a los revolucionarios y con las que el público se toma fotografías.

El acceso al museo es gratuito hasta el 31 de diciembre, y a partir de enero se cobrarán 22 pesos, con los descuentos de costumbre.

Por acceder al mirador y subir por el elevador se cobran 40 pesos en taquilla, lo cual otorga la oportunidad de observar el paisaje de la ciudad y conocer la estructura del monumento hasta la cúpula. Estará abierto el 24 y 31 de diciembre de 9 a 14 horas. Cerrará el 25 y primero de enero.