Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 7 de febrero de 2010 Num: 779

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Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

El oráculo
NANOS VALAORITIS

Fiesta para Herta
ESTHER ANDRADI

Para un retrato
de Herta Müller

ESTHER ANDRADI

Herta Müller:
la patria es el lenguaje

RICARDO BADA

Las silenciosas
calles del poder

GABRIEL GÓMEZ LÓPEZ

Horizontes de la imagen
RICARDO VENEGAS entrevista con ENRIQUE CATTANEO

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Columnas:
La Casa Sosegada
JAVIER SICILIA

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

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LUIS TOVAR

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MANUEL STEPHENS

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FELIPE GARRIDO

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El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

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JORGE MOCH


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Hugo Gutiérrez Vega

LA INFORMACIÓN (II DE X)

Salvo contadas excepciones, lo que en un principio había sido un simple negocio de impresores que recibían noticias y las imprimían en hojas (gacetas) que circulaban entre los comerciantes y las personas interesadas en conocer el desarrollo de las guerras, se convirtió muy pronto en un objeto de la atención más despierta de los poderes políticos. En torno a las pequeñas gacetas se crearon rudimentarias, pero muy eficaces, oficinas de información. En el siglo XVI, la República de Venecia contaba con una corporación de scrittori d'avisi que se dedicaba a recabar noticias sobre asuntos políticos y comerciales; a redactarlas, imprimirlas y distribuirlas ampliamente entre los miembros de los distintos gremios mercantiles y las personas deseosas de enterarse de los acontecimientos políticos. En 1631, durante el reinado de Luis XIII, Teophraste Renaudot fundó La Gazette y organizó una red de corresponsales que le enviaban informaciones desde la mayor parte de las ciudades francesas. El imaginativo médico, amigo del cardenal Richelieu, inventó de esta manera el funcionamiento de las agencias de noticias. La Gazette demostró muy pronto su importancia en materia de orientación de la opinión pública. Así lo comprendieron primero Richelieu y, más tarde, Mazzarino. Luis XIII le otorgó carácter oficial y la usó para divulgar informes útiles a sus intereses políticos. Más tarde, convertida ya en La Gaceta de Francia, se dedicó, hasta 1914, a dar a conocer los puntos de vista de las autoridades francesas.

En los primeros años de la prensa, el poder real estableció un estricto control de la información a través del otorgamiento de permisos y concesiones exclusivas a los impresores dóciles a la política del Estado. En 1605, el archiduque Alberto de Amberes concedió al impresor Verhoeven el derecho de “imprimir y grabar en madera o metal, y vender, todas las noticias sobre asuntos de la guerra, victorias y toma de ciudades”. Gracias a una concesión similar, apareció en Alemania en 1609 el primer periódico que registra la historia, el Avisa Relation oder Zeitung. N. Palgunov, en su libro La prensa y la opinión pública, hace una relación de las publicaciones periódicas que precedieron a las ya citadas; entre otras, figuran las siguientes: Ordinari Wochenzeitung, de Basilea (1610); Frankfurter Journal (1615); Nieuwe Tijdingen, de Amberes (1616); Kuranti, de Rusia (1621); el inglés The Weekly News from Italy, Germany, etcétera, (1622); La Gazzetta Pubblica, de Italia, (1640); La Gaceta, de Madrid (1661); El Mercurio Volante, de México (1693) y el Stamford Mercury, de Inglaterra (1695). Todas estas publicaciones, que aparecían gracias a la concesión de los monarcas, se limitaron, en gran parte, a difundir las ideas políticas de la aristocracia y a reforzar las normas de conducta propuestas por los estados absolutistas. La Gaceta de Leyden, que luchó en contra de la dominación española en Holanda, es una excepción a la regla y el primer ejemplo de periodismo impugnador del sistema establecido.

Las gazzette y corantos pusieron interés en la publicación de noticias de actualidad, mientras que los “mercurios” se dedicaron, preferentemente, a publicar artículos de opinión y comentarios sobre acontecimientos culturales y políticos. Limitados por el poder real, a través de las concesiones o de gravosas cargas fiscales, procuraban huir de las posiciones críticas. La competencia comercial hizo que algunas de estas publicaciones inventaran noticias y se inclinaran por la publicación de informaciones sensacionalistas. Los Papas lanzaron contra ellas múltiples condenaciones, y Ben Jonson censuró a los periodistas embusteros en su comedia La tienda de noticias.

Las limitaciones impuestas a la prensa por los poderes políticos se inscribieron en cuerpos de leyes y en decretos que establecían la censura sobre las publicaciones. En 1586 la Cámara Estrellada inglesa formuló un decreto que otorgaba a la censura un carácter oficial. La Inquisición, y muy especialmente la española, ejerció una estrecha vigilancia sobre la publicación de libros y periódicos.

(Continuará)

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