La decisión de Japón de verter al océano de las aguas de Fukushima-1 llevó a China a prohibir la importación y el procesamiento de mariscos y pescados japoneses.
La portavoz de la cancillería rusa, María Zajárova, externó su confianza en que será reparada la relación entre la nación iraní y el Organismo Internacional de Energía Atómica.