El gobierno español aprobó la operación propuesta en junio con la condición de que la fusión completa de las dos entidades se retrase al menos tres años.
La operación, lanzada de forma unilateral por los ejecutivos del BBVA, no cuenta con el beneplácito de los principales accionistas del Sabadell, pero se desconoce la inclinación de la mayoría de los accionistas
El proceso de compra hostil aún debe obtener el visto bueno del regulador bancario español y de las autoridades de otros países donde operan los bancos .