Ciudad de México. La falta de organización y protocolos de la alcaldía Gustavo A. Madero para atender la llegada masiva de peregrinos se ha convertido en un dolor de cabeza para los habitantes de los alrededores de la Basílica de Guadalupe.
GALERÍA: Llegan peregrinos a la Basílica para celebrar el Día de la Virgen de Guadalupe
Cada año, en días anteriores al 12 de diciembre, las calles son bloqueadas por filas de autos y camionetas estacionadas en espacios apartados por franeleros, quienes cobran de 100 a 900 pesos por lugar. “Dejan que la gente invada como sea; las escuelas se tienen que cerrar y el vecino tiene que negociar con el peregrino”, denunció una habitante.
A ello se suman decenas de tiendas de acampar instaladas en fila sobre calles y jardineras, así como los grupos de visitantes devotos que descansan sobre cartones y cobijas, lo que satura las entradas de viviendas. “No tienen de otra porque no hay infraestructura; hay muchos terrenos que se han expropiado, pero la alcaldía no piensa en términos de crear estacionamientos u hoteles", explicó la señora Carmen.
Jair Cabrera Torres
Agregó que la situación incluso los obliga a buscar hospedaje temporal en otros sitios: “Mis hijos se quedan en estos días en hoteles fuera de la zona, porque si no, no llegan a sus trabajos. Ahorita, por ejemplo, voy a trabajar, pero al rato que venga, quién sabe si me dejen entrar”.
Además, las grandes cantidades de basura tapizan banquetas y el arroyo vehicular, zonas que también se convierten en sanitarios improvisados. “Es supersucio, aparte hacen sus necesidades en la calle; no sólo es el tema de la basura, también dejan desechos”, contó Mireya, quien posteriormente a la fecha conmemorativa se ve obligada a limpiar el espacio público.
Mientras tanto, Víctor, trabajador de Servicios Urbanos, indicó que al menos 30 cuadrillas se concentran en mantener limpia la calzada De Guadalupe para que “todos los peregrinos encuentren despejado el camino hacia la Basílica”, ya que es el principal acceso al recinto religioso.
Jair Cabrera Torres
Sin embargo, en las calles que desembocan en la calzada –como Garrido, avenida Ricarte, Juan Diego y Aquiles Serdán– se acumulan montículos de basura. “Son toneladas lo que encontramos, luego hasta de siete u ocho metros de ancho”, describió. De manera paralela, denunciaron el abandono de perritos que deambulan tras la conmemoración guadalupana; aunque hay quienes los rescatan, otros quedan en el olvido.
“Nosotros no nos sentimos bendecidos por nadie, ni por la Iglesia ni por la alcaldía”, reprocharon. Además piden a las autoridades implementar medidas permanentes de control, limpieza y seguridad que realmente protejan a quienes viven en la zona y que por décadas han sufrido los efectos de las jornadas peregrinas.
Jair Cabrera Torres