Ciudad de México. El modelo de Ciudad Esponja —desarrollado por China— ha mostrado una reducción de hasta 32 por ciento en la incidencia de inundaciones en las urbes, por lo que puede aplicarse al contexto de México y América Latina, señaló Natalie Rosales, investigadora del Colegio Mexiquense y quien ha dedicado parte de su trabajo al estudio de ese prototipo de desarrollo urbano.
Durante una conferencia convocada por el Centro de Estudios China-México de la Universidad Nacional Autónoma de México, la especialista señaló que este prototipo “constituye una gran oportunidad para transformar la relación entre las ciudades y su entorno natural”.
Indicó que el modelo —aplicado en la nación oriental desde hace ya varios años, convirtiéndose en una estrategia de planificación urbana del gobierno de Xi Jinping— ha tenido “altos niveles de eficiencia” que impactan en beneficios al medio ambiente.
Además de reducir en 32 por ciento el índice de inundaciones, las ciudades esponja han conseguido 47.5 por ciento en la absorción de agua pluvial; incrementaron 37.5 por ciento su capacidad de almacenamiento de ese recurso; creció 30 por ciento la calidad del agua; la biodiversidad es 27.5 por ciento mayor; la percepción pública de mejora aumentó 65 por ciento; y hay 21 por ciento más ahorro de costos y eficiencia.
Rosales apuntó que el prototipo representa “una estrategia eficaz” para el control de las inundaciones, una mejor gestión del agua y la reutilización de la pluvial, mantener una resiliencia climática y crear entornos con beneficios ambientales y sociales.
Explicó que el modelo utiliza elementos naturales para enfrentar desafíos socio-ambientales, particularmente en el marco del cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
Emplean sistemas como parques, humedales, techos verdes, pavimentos porosos, jardines de lluvia, entre otros, para optimizar la absorción y almacenamiento de agua de lluvia, permitiendo una infiltración y filtraciones más eficiente.
“Se establece una serie de estrategias de zonas verdes como espacios públicos, que pasan de la noción de un sitio sólo para diversión a uno multifuncional; y se utilizan estructuras de bajo impacto, sistemas inteligentes de gestión del agua y avanzados de construcción”.
La investigadora resaltó que en China su aplicación se ha basado a partir de una planificación centralizada, lo que ha permitido una rápida ejecución.
En el caso de México, dijo, al ser un sistema de gobierno federalizado, “adaptar el modelo implicaría colaboración gubernamental, una estrategia intergubernamental e interinstitucional, financiamiento público y privado y participación activa de las comunidades, a fin que los ciudadanos sean agentes activos en la preservación de estas infraestructuras a largo plazo”.
El prototipo “no sólo resuelve problemas urgentes y apremiantes, como la gestión de inundaciones, sino que permite impulsar un cambio en la cultura de la planeaciones y reconceptualización de la relación de las ciudades con la naturaleza. Es una manera innovadora de hacer nuevas formas de planeación en el contexto del cambio climático que estamos experimentando”.