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Israel, Gaza y los problemas de las analogías

A menudo las analogías acaban instrumentalizadas y abusadas en el discurso cotidiano con tal de sólo desprestigiar y/o deslegitimar a un oponente. Foto
A menudo las analogías acaban instrumentalizadas y abusadas en el discurso cotidiano con tal de sólo desprestigiar y/o deslegitimar a un oponente. Foto Afp
23 de agosto de 2025 00:02

1. La principal función de las comparaciones históricas –que involucran a un objeto más familiar ubicado en el pasado y otro, menos conocido, ubicado en el presente– es revelar tanto las similitudes como las diferencias y al movilizar nuestro conocimiento sobre el primero, llegar a un entendimiento más profundo sobre el segundo (Marc Bloch). Esto, por supuesto, es un ideal. A menudo las analogías acaban instrumentalizadas y abusadas en el discurso cotidiano con tal de sólo desprestigiar y/o deslegitimar a un oponente. Al igual, es un ideal el afán que la comparación histórica, junto con abonar a la comprensión, sirva para desarrollar una posición más humanista. 

2. A fin de lograrlo, las comparaciones deben realizarse con tal de no menospreciar ni tergiversar tanto el pasado como el presente. Esto puede ser cierto incluso a los acontecimientos considerados “incomparables” –dadas sus características particulares−, pero cuya comparación puede ser justificada y beneficiosa. ¿Si nada, por ejemplo, puede compararse al Holocausto –un clásico ejemplo de este tipo de hecho (Hartmut von Sass)–, cómo podemos aprender a reconocer ciertas tendencias y asegurarnos de que nunca se repitan? Algo parecido ocurre con la comparación con los “nazis”. 

3. Aquí la operación israelí en Gaza –lanzada en respuesta al ataque de Hamas (7O), pero desde los inicios igual con las claras intenciones genocidas (t.ly/xL8_U)–, se vislumbra desde la teoría de las comparaciones históricas como muy ilustrativa para todo el carácter “desigual” y “disímil” de las analogías. De su capacidad de ser movilizadas para fines instrumentales, “vejatorios” y atroces desde el poder y de su potencial crítico cuando son usadas a fin de “comprender” y “advertir” (aunque su empleo pueda parecer tardío o fútil). 

4. Como vimos en las declaraciones de los políticos israelíes (Netanyahu, Herzog, Smotrich, Bennett et al.) que, edificando sobre un largo pasado del abuso de la historia del Holocausto y la instrumental “fusión” de los palestinos con los nazis por Israel (documentados bien por Idith Zertal, Norman Finkelstein o Avi Shlaim), compararon no sólo a Hamas, sino a toda la población Gaza con los “nazis”; esta analogía sirvió ante todo para oscurecer y desviar la atención del debido contexto que literalmente explotó el 7O: 80 años de la imparable colonización de asentamientos (settler colonialism) de Palestina, décadas del terrorismo del Estado israelí, la ocupacion, sofocación y la mutilación sinfín de Gaza. 

5. Igualmente, como bien desde los inicios alertaron también algunos historiadores críticos israelíes como Raz Segal (t.ly/c87y6) u Omer Bartov, esta analogía –y su uso como un “arma” por parte de una potencia militar respaldada por todo el mundo occidental frente a una población colonizada sin Estado− representaba una trivialización de la propia historia del Holocausto y un “comentario deshumanizador” que buscaba avalar la violencia masiva en contra de los palestinos, ya que, como señalaba Bartov, “no se habla con los nazis; se mata a los nazis” (t.ly/Hthgz). 

6. Sintomáticamente para todo el uso de las comparaciones –al reconocer también, después de un titubeo inicial, que Israel estaba cometiendo el genocidio en Gaza (t.ly/iqFT6) el mismo estudioso, tratando de revertir los polos de la analogía en cuestión y salvaguardar algo de su potencial crítico, propuso a comparar, en cambio, la ideología y el clima político-intelectual en Israel con Alemania nazi (sic). 

7. Apuntando a la misma interiorización de la visión de los adversarios como “seres inferiores”, “animales” e “subhumanos desprovistos de cualquier derecho” −el modo en que los nazis veían a los mismos judíos, reproducido hoy por los israelíes respecto a los palestinos−, para Bartov “esta era la verdadera lección del Holocausto que nadie aprendió” y que este proceso se estaba repitiendo en Gaza (t.ly/ilgPV). 

8. En el mismo espíritu, ya desde hace años, otro historiador israelí, Daniel Blatman, defendía los beneficios −y en un buen espíritu blochiano señalaba también los límites− de comparar a Israel con los nazis, presintiendo que tarde o temprano las tendencias políticas de este país desembocarían en una bien organizada y aceptada socialmente limpieza étnica de los palestinos (t.ly/ K20QB), algo que efectivamente llegó a suceder y se combinó encima con el genocidio en curso, “el fruto de un proceso en el que la retórica, las políticas, el discurso político, la deshumanización colectiva y los patrones de acción repetidos convergieron en actos masivos de destrucción” (t.ly/F8CMF). 

9. Ya a finales de los 80, Yeshayahu Leibowitz, el gran erudito y crítico social israelí, advirtió que el Israel y el sionismo se habían convertido en una antítesis de los valores humanistas judíos y apuntando al efecto deshumanizador de la ocupacion militar de Palestina en los soldados israelíes, alertaba que ésta los convirtió en “judeo-nazis” (t.ly/EJNgw). Si bien en su momento para algunos su analogía pareció exagerada, acabó reivindicada después de observar la conducta de los soldados en Gaza y las reacciones de sus connacionales (t.ly/fMiHJ). 

10. Las deficiencias y las “ambigüedades” de las comparaciones históricas (Arno J. Mayer) seguramente tienen algo que ver con el hecho que la analogía a los “nazis”, como la de Leibowitz u otros −en sí misma controvertida, pero hecha con fundamentos y fines buenos−, no caló en el imaginario común frente a su uso instrumental, “vejatorio” y deshumanizador desde el poder. Y que no resultó útil en prevenir que ciertos y bien identificados históricamente patrones, se repitieran en otros contextos y en otros ropajes. ¿Una prueba definitiva en contra de las analogías como tales, o un testimonio en contra de las intenciones de perpetradores disfrazados de víctimas?

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