En Guadalajara, Chivas hizo de los reproches y los insultos una nueva costumbre. Su afición asistió al estadio Akron en multitud, como si el partido definiera el pase a la liguilla, pero el desenlace fue el mismo. De un ambiente festivo en el que ondearon las banderas rojiblancas, el Rebaño terminó con otra decepción a cuestas al caer 2-1 ante Bravos de Juárez.
Hubo silbidos y serios cuestionamientos hacia el técnico argentino Gabriel Milito, quien sólo ha podido ganar una vez al frente del equipo luego de tres derrotas, incluida la de ayer.
Los contragolpes de Bravos desarmaron el orden, la confianza y el plan de juego de costumbre de los rojiblancos. Óscar Estupiñán, de penalti, abrió la cuenta antes del descanso (41) y a su regreso Jairo Torres se encargó de sentenciar la sorpresa (56).
Sólo el joven Santiago Sandoval, recién ingresado en el ataque (84), respondió a las tareas que ni Roberto Alvarado ni Armando González pudieron resolver.
Con sólo tres puntos de 12 posibles, Chivas es ahora el antepenúltimo lugar de la Liga.