Ciudad de México. La “S” de seleccionada le confirmó a Ximena que fue aceptada para estudiar la carrera de Contaduría en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Ella es una de las 19 mil 554 aspirantes que logró obtener un lugar en esta casa de estudios para cursar el nivel superior, además de que lo consiguió en una de las licenciaturas más demandadas, pues eligió contaduría.
Cuando ingresó su folio y pudo ver el resultado que obtuvo, la página le mostró que en el examen de admisión alcanzó 92 aciertos de 120 preguntas, los cuales le dieron la asignación a la Facultad de Contaduría y Administración en Ciudad Universitaria.
“Fue un choque de emociones, grité de emoción, abracé a mi mamá y también lloré de alegría”, contó a La Jornada, muy contenta por haber conseguido su ingreso a la máxima casa de estudios.
Ximena cursó el bachillerato en una vocacional del Instituto Politécnico Nacional (IPN), institución donde también hizo examen y logró un lugar para estudiar la carrera de relaciones comerciales; sin embargo, confesó que su gran sueño era entrar a la UNAM.
Por fin logró “sacarse la espinita” y en agosto será alumna de la universidad nacional. A diferencia de ella, más de 180 mil aspirantes se quedaron sin un espacio para ingresar a esta institución.
Ximena y los otros casi 20 mil aspirantes que lograron el ingreso a la universidad nacional tendrán que presentar sus documentos entre el 28 de julio y el 1 de agosto en los locales de registro de aspirantes que les indicaron, entre las que deben presentar la carta de asignación y protesta universitaria.
La joven destacó que este logro no fue gratuito, tomó un curso intensivo de tres meses previo a presentar el examen en mayo pasado, pero cuando llegaba a su casa repasaba “con mis propias palabras, hacía tipo acordeones y fichas para entender los temas y les pedía a mis papás o a mi hermana que me preguntaran”, relató.
Incluso, señaló que la asignatura de historia era la que más se le complicaba, pero hizo una línea del tiempo con fechas y actos importantes, la cual pegó en su habitación y cada que se levantaba de su cama o caminaba en el cuarto, podía repasar y “recordar lo más relevante, fue una forma de estudio visual”.
También comentó que recibió ayuda de sus familiares en química y física, por lo que estudió de manera intensa de febrero a mayo, lo cual valió la pena porque en agosto será alumna de nuevo ingreso en la universidad donde soñó estudiar.
