Ciudad de México. En el 40 aniversario de la Defensoría de los Derechos Universitarios de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), su titular Guadalupe Barrena Nájera advirtió que la violencia no atendida oportunamente en los espacios académicos genera deserción escolar. Esta casa de estudios, enfatizó, no puede cumplir sus funciones sustantivas si los alumnos desertan por sentirse inseguros en los lugares de docencia, investigación o difusión de la cultura.
Destacó que en las más de cuatro décadas de existencia de esta instancia, que en 2020 se convirtió en Defensoría de los Derechos Universitarios, Igualdad y Atención de la Violencia, ha escuchado a 53 mil personas y en los últimos cinco años han atendido a cerca de 20 mil integrantes de la comunidad universitaria.
Desde sus inicios “ha dado trámite a un poquito más de 8 mil expedientes de queja, 4 mil 400 de estos han sido tramitados en los últimos cinco años”, afirmó.
Frente al rector de la UNAM, Leonardo Lomelí; el secretario general ejecutivo de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies), Luis Armando González; la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, Nashieli Ramírez; entre otros, Barrena Nájera expuso que la violencia en el entorno en el que se desenvuelven los estudiantes está también en las aulas y espacios universitarios.
Recordó que datos de diversas encuestas nacionales han revelado que el 70.1 por ciento de las mujeres han experimentado algún tipo de violencia en su vida y el 39.9 por ciento proviene de sus parejas.
Al respecto, el rector de la UNAM, Leonardo Lomelí, subrayó que la violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo una realidad inaceptable en el país. Sólo el último año, dijo, millones de adolescentes y jóvenes fueron víctimas de ciberacoso y una de cada tres recibió mensajes sexuales no solicitados.
“Poco más del 30 por ciento de mujeres han sufrido violencia en entornos laborales y muchas no denuncian por temor o desconfianza”, señaló.
Ante este escenario, indicó que el objetivo no es sólo reaccionar ante la violencia cuando ocurre, sino desarticular las estructuras que la producen y replican. Es necesario, resaltó, señalar y combatir los abusos de poder, cuestionar los supuestos normalizados, desmontar los privilegios arraigados.
"Esto requiere una pedagogía que no sólo forme, sino que también se implique activamente en la construcción de justicia social y en el reconocimiento pleno de las diversas formas de ser, vivir y habitar la universidad”, dijo.
Lomelí señaló que en la última década la Defensoría ha brindado más de 21 mil 500 orientaciones, ha tramitado y atendido más de 3 mil quejas y ha emitido diversas recomendaciones y remisiones enfocadas a promover el respeto y la observancia de los derechos universitarios.
Destacó que la Defensoría “se ha convertido en un pilar ético y jurídico en la defensa del tejido plural que conforma esta universidad”. Recordó que su establecimiento el 29 de mayo de 1985 fue una iniciativa de largo aliento del ex rector Jorge Carpizo, “quien entendió que la universidad debía de contar con un órgano autónomo que velara por los derechos fundamentales".
También, Lomelí reconoció que la evolución de esta instancia no ha sido espontánea, sino que ha estado impulsada por las demandas de la comunidad universitaria.
Barrena Nájera informó igualmente que la UNAM firmó un convenio de colaboración con la Anuies y la Red de Defensorías de Derechos Universitarios “que nos va a permitir sostener y ampliar el esfuerzo para apoyar el crecimiento de estas instancias en las universidades en México”.
