La sucesión de dichos y acciones del presidente estadunidense y su gobierno hacia el mexicano y, en particular a la doctora Claudia Sheinbaum, se han multiplicado en tiempos recientes. Unos de esos dichos describen una Presidenta miedosa ante los cárteles de la droga mexicanos. Esa afirmación o, mejor dicho, conveniente mentira, no se atenúa al decir, a renglón seguido, que siente respeto y hasta afecto por ella. El revuelo difusivo causado por las palabras del magnate mereció atildada precisión por parte de la señalada mandataria, durante la mañanera siguiente. Al mismo tiempo, la crítica opositora propia –aunada a sujetos entreguistas– no perdió oportunidad para usar lo dicho en su demérito.
El miedo se hizo, de compulsiva manera, extensivo a la pasada política que caricaturizan, con fruición negativa, con la frase “abrazos no balazos” Varios fueron los días de exposición pública de esta especie, hasta que el siguiente suceso desplazó el regocijo especulativo conservador. Los feroces y repetitivos analistas críticos no olvidaron, como va siendo costumbre, de extender la inercia difusiva hacia afirmar como realidad la captura del crimen organizado de grandes zonas del país. Justo el complemento que pretende, el intervencionista Trump, dejar sentado frente a su audiencia de apoyo.
Muy a pesar de las variadas y repetidas menciones de Trump y su buena disposición, basada en los tratos telefónicos con la Presidenta, los ribetes que le adiciona portan siempre intenciones similares. Para la debida comprensión de los halagos y las descalificaciones que han surgido, en fila seguida, hay que situar la atención en lo que se quiere asentar, tanto en México como en su medio interno.
Ello obliga a fijar la atención, como contexto, los escasos resultados y beneficios económicos y de poder que las alocadas decisiones arancelarias han ocasionado. Trump requiere alertar, permanentemente y del modo que sea, a su base de simpatizantes. Los necesita prendidos de su voz e imagen de exitoso gobernante que vela por ellos. Uno que, además, se apega a lo prometido.
Aunque, bien se sabe que, de manera consistente, crece la duda, tanto de la eficacia de su política arancelaria, como de la capacidad para retomar el liderazgo hegemónico planetario ambicionado. Tal pretensión ha quedado en entredicho, pues en el duelo comercial iniciado con China la ventaja quedó a favor del dirigente chino. La fortificada alianza –política, militar y económica– con el presidente ruso, Vladimir Putin, será un obstáculo mayúsculo para las maniobras del vecino.
Varios sucesos y circunstancias se han adicionado a ese supuesto miedo decisorio que, de manera vaga, pudo haber quedado flotando en el ambiente público interno y externo, el cual puede, eventualmente, ser retomado convenientemente, para uso futuro. Aunque la reciente captura de nueve maleantes y la muerte de otros 12 pistoleros del CJNG cae, merecidamente, en la balanza de los contrapesos. Tal como deben caer, dentro y fuera, la continua disminución de los crímenes de impacto y la violencia en general.
Pero la intención de mermar la capacidad mexicana para, al menos, sujetar a firme control a los cárteles, siguió recibiendo apoyos del autócrata vecino. Trump no deja pasar oportunidad para recordar su ofrecimiento de “eficaz” ayuda militar. Tal como lo hicieron en Afganistán para con el fin de acabar el extenso cultivo de amapola. O sus destructivos fracasos, de similares propósitos, durante la guerra de Vietnam o Colombia.
De manera por demás arrogante y confiada en la eficacia de su capacidad punitiva, quedan a disposición de los débiles e incapaces vecinos del sur: listos para su intervención. Aunque, por ahora, sólo puedan hacerlo bajo aceptación mexicana que, después podría mutarse, a conveniencia, en violenta decisión unilateral. Ante esta irresponsable posibilidad habrá que expresar la tajante negativa y seguir exigiendo colaboración y respeto. Sabiendo que, las consecuencias de aceptar o sufrir su injerencia, serían devastadoras. Dicha posibilidad debe radicarse sobre la conciencia de los críticos internos que juegan un papel, si no de esquiroles sí, al menos, de tontos útiles.
La consecuente y meritoria postura mexicana de resistir, con entereza, las presiones que no ocultan propósitos de dominio, será auxiliada por otros factores laterales. Uno de ellos es la creciente y fundada sospecha de la laxa o, mejor dicho, punible conducta de Trump y sus familiares. Los negocios y trafiques que se transparentan casi de manera abierta y cínica, robustecerán la creciente oposición a sus turbios manejos. La reciente gira por emiratos y reinos árabes puso al descubierto sus intereses personales.
Grandes proyectos habitacionales fluyen bajo las regulares ventas de armas difundidas. Incluso la insistencia de aceptar el lujoso avión de regalo, que le hace el emir catarí, ha ofendido toda regla ética de su conservador país.