La Gran Muralla China es considerada una de las Siete Maravillade del Mundo Moderno, sin embargo existe otra muralla en este mismo país que resulta igualmente imponente.
En la aldea de Xinjiang, en el condado Hejing vivía un agricultor llamado Fu Zhizhou. La casa y las tierras de Fu estaban en un desierto, como había poca vegetación la producción de comida siempre escaseaba. Es por esto que la familia Zhizhou decidió sembrar semillas de cereales en la arena. Todo iba bien hasta la primavera de 1983, cuando una fuerte tormenta de arena enterró todos los cultivos, nos cuenta el periodista Zhao Jian.
“En aquel entonces, mi padre pensó que si la situación seguía así, la arena se tragaría todo el pueblo. ¡La arena no podía acosar a la gente hasta la muerte!” recuerda Fu Guoxi. La batalla contra el desierto parecía perdida. Así que papá Fu tuvo una idea: sembrar árboles para frenar las tormentas de arena.
Al principio la idea no fue bien recibida. Algunos aldeanos lo creían loco y se burlaban de él, incluso ciertos miembros de la familia se opusieron a la idea. Afortunadamente su esposa sí lo apoyó y juntos empezaron a sembrar álamos. Comenzaron por las dunas que estaban junto al fallido campo de trigo. Lo primero fue nivelar el terreno, luego cavaron hoyos, finalmente cortaron y plantaron ramas de álamos que se encontraban en otros pueblos. En ese tiempo esta fue su única opción porque, la situación económica en Hejing era mala.
Con el tiempo, los aldeanos que se burlaron de la familia de Fu también comenzaron a plantar árboles. Y 41 años más tarde se creó una especie de muralla verde de 34 kilómetros de longitud.
Aunque pareciera que esta historia es como un cuento sacado de un libro fantástico, la idea de una Muralla China Verde ya había sucedido antes. A principios de 1984, la Associated Press reportó que Zhang Houla, un ex comerciante de ropa, y sus hijos se dedicaron a plantar millones de árboles en un valle cerca de la provincia Shanxi. Esta familia logró plantar más de un millón de árboles a lo largo de 17 años. Su afán por reforestar la provincia hizo que se ganara el respeto de las personas, mil 500 dólares y se fijó como personaje histórico de China.
Estas iniciativas que podrían parecer radicales surgen porque China, al ser un país muy grande territorialmente hablando, necesita soluciones masivas para resolver problemas concretos de su población. En este caso, la población que vive en el desierto necesita comida para alimentarse, más adelante los cereales sobrantes de la producción también pueden venderse y así reactivar la economía.
Por más que el panorama económico-ecológico parezca distópico, hay que recordar que siempre podemos hacer algo para cambiar nuestro entorno.