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Ciudad perdida

14 de noviembre de 2023 06:51

En honor a la verdad, hay que confesar que las apuestas iban en mi contra. Para la mayoría de la gente con la que platiqué estaba segura de que Marcelo Ebrard se apuntaría con Movimiento Ciudadano, aunque yo me mantenía en la idea de que el ex canciller no se arriesgaría a ser calificado de traidor.

Fue en una plática-entrevista o entrevista-plática en la que hablamos de un futuro como el actual, es decir, de la posibilidad de que perdiera la encuesta. Ebrard fue muy enfático: No se terminó mi carrera política, expresó.

Pero además, cuando menos en aquella tarde al final de junio o principios de julio, tarde de truenos y lluvia cuando nos reunimos en una casa de la colonia Del Valle, donde los jirones de su historia política se muestran en las paredes y sobre los muebles, advirtió que no aceptaría algún cargo que le ofrecieran –aún no se firmaban los acuerdos del Centro Histórico–. No se veía como senador o en ningún puesto dentro de algún gabinete.

Como ya lo hemos narrado aquí, su intención era y sigue siendo, por lo que ha declarado, estar en la brega, buscar desde Morena continuar con la Cuarta Transformación. ¿Qué tal la presidencia del partido? Echó el cuerpo para atrás, levantó la vista al techo y respondió sin más contexto: No lo había pensado.

Hoy las cosas podrían haber cambiado diametralmente. Marcelo sería, por ejemplo, el factor que reclutara a las clases medias perdidas, y junto con Adán Augusto dirigiendo a Morena dentro del Congreso, alguna fuerza se podría recuperar, pero no está decidido.

Lo cierto es que Marcelo Ebrard encabezará a un importante grupo de militantes de ese partido que son sus aliados, y seguramente a otros de los sectores olvidados o menospreciados que le hacen falta a Morena, por más que las encuestas inspiren confianza.

De todas formas, sean cuales fueran las estrategias de Morena, o los líderes que pudieran dirigirlo, para todos es una verdad incontrovertible que ese organismo necesita convertirse en partido, en uno sólido, con rumbo y bajo el mandato de la militancia.

Morena no puede volver a proponer una encuesta como método para conseguir a un líder porque no sabe respetar el voto, porque en sus filas ya se ha alojado el virus del priísmo tramposo y del “haiga sido como haiga sido“ del panismo ladrón.

Así que limpiar la casa no le haría mal a Morena; es más, sin una verdadera reflexión sobre su quehacer será muy difícil que pueda seguir en el poder después del sexenio que viene. Lástima, tan bien que iban.

De pasadita

Sí, el pleito y los reclamos en la oposición de derecha están de lo más fuerte. Aunque la idea es no dejar que se filtren las discrepancias no han podido frenar el cúmulo de reclamos por el albazo de los panistas que no quieren ceder nada a sus aliados.

El pleito es por la candidatura, eso dicen, pero la verdad es que se disputan alcaldía por alcaldía, curul por curul y los azules están decididos a soltar sólo lo menos importante.

Aún no se sabe en qué van las pláticas, porque de ellas sólo se comunican los pleitos, pero los acuerdos ya se tardaron y la candidatura panista podría no estar tan segura como supone la estrategia azul, que últimamente no da una. Por cierto, ya andan sobre algunos militantes de ese partido que están involucrados en el asunto del cártel inmobiliario.

 


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