Monterrey pasó en menos de cinco minutos de la confianza extrema al sufrimiento. Dominó por más de 80 minutos el partido contra Tijuana, en la ida de los cuartos de final en la Liga Mx Femenil, pero en el cierre, cuando sus jugadoras daban por hecho su gran noche en la frontera, estuvo a punto de quedarse sin nada. Con una barrida salvadora sobre la línea de meta y la entrenadora Eva Espejo pidiendo el final, las Rayadas consiguieron una ajustada victoria por 2-1 para cerrar la serie en casa el próximo lunes.
El inicio fue tan eficaz en los planes de las regiomontanas, que las Xolas apenas pudieron oponer resistencia a sus ataques. Christina Burkenroad, goleadora tricolor, entró sin marca por el centro del área grande y remató un servicio de la sudafricana Jermaine Seoposenwe a los 32 minutos. A partir de esa inyección anímica, con la que suelen encadenarse varias jugadas de peligro, la iniciativa quedó en manos de las visitantes, casi siempre decisivas en sus arribos por los costados.
Tijuana intentó contrarrestar todo aquello que producía señales de alerta, en especial en su zona defensiva. Renunció por momentos a tener el control de la pelota, a cambio de mejorar el orden y crear algunas oportunidades al contragolpe en el área de su rival. Pero si algo pueden presumir las Rayadas es su contundencia frente al arco. Para muestra, el 2-0 que hizo Dania Nicole Pérez desde el tiro de esquina, un gol olímpico que sorprendió a compañeras y rivales después de que la arquera Alejandra Gutiérrez permaneciera inmóvil, sólo mirando la dirección del esférico (66).
De aquella gran exhibición, que parecía coronarse con el silencio del estadio Caliente, sobrevino entonces un declive inesperado. Desordenadas y con excesos de confianza en sus tareas de recuperación, las dirigidas por Eva Espejo empezaron a caer en su propia trampa. De ahí que las Xolas, en tiempo de compensación, lograran sus jugadas más brillantes y el tanto de Daniela Espinosa (89), con el que obligaron a su rival a refugiarse.
Una barrida salvadora de Rebeca Bernal, seleccionada campeona en los pasados Juegos Panamericanos en Chile, frenó lo que en las tribunas se antojaba como el empate de las locales. Pidiendo la hora a la silbante Priscila Pérez, el festejo de las regiomontanas fue menos dulce, pero quizá suficiente para definir en la vuelta su pase en el estadio BBVA.