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Larrea, rey de los rescates // Regalos en el Fobaproa // Banamex, rescate ilegal

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▲ El multimillonario Germán Larrea tiene el capital para comprar Citibanamex, pero carece de experiencia en este negocio, por lo que es probable que contrate a quien reprivatizó la banca en tiempos de Carlos Salinas de Gortari (centro) y a quien la rescató en los de Ernesto Zedillo: Pedro Aspe (izquierda) y Javier Arrigunaga Gómez del Campo, pariente de Margarita Zavala y poco después director del Banamex rescatado. La imagen de archivo fue captada en febrero de 1990Foto La Jornada
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arece que el tóxico Germán Larrea se embolará Banamex. ¿Por qué? Porque tiene mucho dinero (su fortuna está directamente asociada con el usufructo de los bienes de la nación), aunque a todas luces carece de experiencia en el negocio bancario, que es por demás complicado. Sin embargo, a la trasnacional Citigroup lo único que le interesa es quién pagará los cerca de 7 mil millones de dólares que pide por 80 por ciento de las acciones de aquella institución.

Cierto es que el zar del cobre ha tenido presencia en el propio Banamex, Atlántico, Comermex y Serfín (el rescate de este último ha sido el más oneroso del asalto conocido como Fobaproa), pero su participación se ha limitado a la propiedad accionaria de esas instituciones financieras, todas ellas engullidas por el capital trasnacional gracias a Ernesto Zedillo y Vicente Fox.

Es de suponer que Larrea armó un grupo de inversionistas para distribuir el peso de la compra de Citibanamex, siempre conservando la mayoría accionaria, pero aún si se aventara solo al ruedo esos 7 mil millones de dólares que pagaría a Citigroup por 80 por ciento de las acciones apenas representan 26 por ciento de su fortuna (la estima Forbes en 26 mil 600 millones de billetes verdes, al cierre de 2022). Entonces, tiene con qué, pero carece de experiencia en este negocio, por lo que apuntaría a contratar a quien reprivatizó la banca en tiempos de Salinas de Gortari y a quien la rescató en los de Zedillo, es decir, Pedro Aspe y Javier Arrigunaga Gómez del Campo, pariente de Margarita Zavala, y poco después (¡viva la puerta giratoria!) director del Banamex rescatado.

Sería la cereza en el pastel del barón Larrea, quien junto con su padre Jorge Larrea Ortega (conocido por los mineros como El Azote) a lo largo de los sexenios (al menos de Miguel Alemán Valdés en adelante) ha gozado de todo tipo de prebendas, salvamentos, rescates, concesiones y conexos que lo han convertido en uno de los hombres más ricos del país, a costillas, claro está, del erario y los bienes nacionales.

Sueño guajiro, pero ahora que se pavonea de su fortuna y del poder de su chequera para embolsarse a Banamex, Larrea bien podría regresar a las arcas nacionales lo que ilegalmente esa institución financiera depositó en la panza del Fobaproa: alrededor de 750 millones de dólares al tipo de cambio de 1995, monto que representaría casi 11 por ciento del precio que cubriría a Citigroup. Ello, sin contar los mil 655 millones que por el mismo concepto dejó Banca Confía, que tras el rescate pasó a formar parte del propio Banamex (esas cifras provienen del auditor el canadiense Michael Mackey (1998), cuyo contenido, por cortesía del Prian, nunca se ha conocido en su totalidad; ¿para cuándo?). En total, 2 mil 405 millones de dólares (cerca de 35 por ciento de lo que pagaría a Citigroup) en la panza del Fobaproa, sólo por esos dos bancos.

Como bien lo documentó la Auditoría Superior de la Federación, Banamex no debió beneficiarse del Fobaproa, por presentar índices de capitalización superiores a lo establecido en la normatividad; no tenía las características necesarias, pero incluyó cartera de casos irregulares, no pocos de ellos créditos personales, es decir, ilegales.

En el caso de Larrea no hay que olvidar los generosos subsidios cambiarios que recibió de Miguel de la Madrid, vía Fideicomiso de Cobertura de Riesgos Cambiarios (a cargo de Ernesto Zedillo), la esmerada limpieza financiera que, mediante Nafinsa y con recursos públicos, obtuvo a la hora de comprar, a precio de regalo, Minera de Cananea y La Caridad, la evasión fiscal, la gruesa cuan permanente devolución de impuestos y muchísimo más, sin dejar de lado el reguero de tóxicos por toda la República, el discrecional uso de la fuerza pública en contra de los trabajadores y los tenebrosos ahorros por no invertir en seguridad en sus minas concesionadas, lo que se ha traducido en la muerte de los mineros, como en Pasta de Conchos. Y ello apenas es un pasaje de este remedo de neo banquero.

Las rebanadas del pastel

Dicen sus defensores que el Fobaproa salvó a los ahorradores, pero resulta que “al momento de la crisis bancaria en el sistema financiero mexicano nueve de cada 10 cuentas tenían un saldo menor a 10 mil pesos. Salvaguardarlas hubiera tenido un costo de 56 mil 25 millones de pesos, sólo 4 por ciento del total de la operación de salvamento, que se incrementó por la protección a los grandes ahorradores –entre ellos Larrea– y los bancos” ( La Jornada, Roberto González Amador).

Twitter: @cafevega