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Repicar de las campanas
L

os datos económicos recientes muestran que la inflación fue menor a la esperada en la primera quincena de octubre. Que la actividad económica, según el Indicador Global de Actividad Económica (IGAE), que se calcula mensualmente y no es igual, sino una aproximación, al producto interno bruto que se mide de modo trimestral, creció uno por ciento en agosto, lo que se consideró sorpresivo. Que el empleo formal registrado en el IMSS creció entre agosto y septiembre en casi 330 mil puestos de trabajo cifra notable con relación al desempeño observado durante el año.

En cuanto al sector externo y, en especial, a la entrada de divisas, se aprecia que las exportaciones totales crecieron en julio casi 14 por ciento; el flujo de inversión extranjera directa se mantiene, se recuperan los ingresos del turismo. Las remesas siguen siendo la fuente principal de divisas, entre enero y agosto alcanzaron casi 38 mil millones de dólares, 5 mil millones más que en el mismo lapso de 2021.

Cuando se consultan los indicadores económicos hay que tener en cuenta que detrás de ellos hay una serie de elementos que profundizan o matizan el sentido de la información bruta que ofrecen, como es el caso de la que se señala en los párrafos anteriores. Entre esos elementos están la metodología para estimarlos y la información complementaria o relacionada que los enmarca y la manera en que se presentan directa y discursivamente.

Se trata entonces de ponerlos en algún contexto. Tomemos, por ejemplo, el caso de las remesas que en este gobierno se han exaltado continuamente por su fuente, que son los mexicanos que han abandonado por generaciones el país para trabajar en Estados Unidos y mandan dinero a sus familias. Lo importante detrás de los montos sobresalientes de las remesas es el componente social que sostiene el enorme flujo de recursos.

Las remesas llegan de diversas maneras a quienes las reciben y constituyen un ingreso muy relevante para las familias y para las economías locales y regionales. Esos recursos apoyan el gasto de consumo y la actividad comercial: tienen mucho que ver con las políticas económicas internas que provocan la emigración. Pero, vienen de fuera.

Las exportaciones no petroleras en septiembre representaron 94 por ciento del total; cuatro quintas partes del total se enviaron a Estados Unidos y representaron 14 por ciento de las importaciones de ese país. Las exportaciones manufactureras fueron 90 por ciento del total y buena parte de la demanda depende de las cadenas de producción, de las empresas que se abastecen en sus plantas instaladas aquí o de otros proveedores. Tampoco tiene mucho que ver con las políticas económicas internas, se asocian con los tratados comerciales y de inversión, también con la geografía. Vienen de fuera.

La inversión extranjera directa y las corrientes de viajeros en el sector del turismo responden a una infraestructura ya creada y que se extiende. La promoción del turismo extranjero no es excepcional como en otros países. El turismo masivo ocurre de modo significativo en plazas ya establecidas y aisladas del resto del territorio; son como enclaves. Cancún y zonas aledañas siguen siendo un ejemplo de esta situación. La actividad se determina desde fuera y cada vez hay mayor competencia de otros destinos.

En materia de empleo, el dato agregado debe desglosarse. La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del mes de septiembre consigna que la población ocupada fue 57.4 millones de personas, los trabajadores subordinados y remunerados fueron 39.2 millones, de ellos, 27 millones recibieron el equivalente de hasta dos salarios mínimos, y otros 6 millones con ingresos de más de dos y hasta 5 salarios mínimos. La informalidad laboral registró una población ocupada de 32 millones de personas; 56 por ciento del total.

También ha habido referencia a la fortaleza del peso frente al dólar. La entrada de divisas es una fuente de tal resistencia junto con las pautas generales que hasta ahora se mantienen en materia fiscal, conforme a la información oficial. El peso es una de las divisas más negociadas en el mundo. Según los datos del Banco Internacional de Pagos de Basilea el peso mexicano ocupa la posición 16, con 1.5 por ciento del total de una lista encabezada, por supuesto, por el dólar que representa 88 por ciento del total. Esta propiedad del peso tiene que ver con las transacciones por pares de monedas, en este caso la relación dólar-peso representa 1.4 por ciento del total (como referencia la mayor proporción es la del dólar-euro con casi 23 por ciento). Es esa estrecha relación del peso con el dólar la que hace atractiva para otros países usar al peso como mediación para acceder a los dólares y refuerza el valor de la moneda mexicana.

Así que las cifras y los datos económicos que se producen periódicamente tienen un origen técnico, institucional y político que no debe desatenderse. Son en general complicados de entender y establecen relaciones unos con los otros. La transparencia es un asunto relevante, así como su uso privilegiado por los especialistas, lo que margina a los ciudadanos en general de una información relevante para comprender y evaluar lo que se hace en el gobierno y en el ámbito del dinero.