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Nosotros ya no somos los mismos

La gran idea de Fox // Convocatoria única // Émulo de griegos // El pudor por delante

Foto
▲ Vista aérea del rancho del ex presidente Vicente Fox, que se localiza en el municipio de San Francisco del Rincón, en Guanajuato.Foto Martín Diego Rodríguez
E

n un idílico rincón del pequeño paraíso llamado Hacienda de San Cristóbal, que abarca apenas 300 hectáreas, y es parte del modesto patrimonio de un acaudalado pequeño propietario conocido por muchos como el alto vacío y por otros como el ex presidente Vicente Fox, lo encontramos sentado en un pequeño pedestal de bronce que asemeja la taza de un excusado. Inevitablemente nos trae a la memoria la célebre estatua El Pensador, escultura maravillosa de Augusto Rodin. La gran diferencia es que, en la obra genial, el hombre se encuentra desnudo. Afortunadamente, nuestro personaje del día es un individuo pleno de recato y decoro: por eso, lo encontramos trepado sobre su broncíneo asiento vestido con unos jeans holgados de finísima mezclilla elaborada en Parras, Coahuila, y una camisola de grandes y llamativos colores (de leñador, se les dice). Calzaba botas puntiagudas de alto tacón y dibujos de viborillas. Estaba coronado por un sombrero, no de hombre del campo, sino con uno que más se asemejaba a los usados por la Banda MS o el excelentísimo embajador de Estados Unidos, Ken Salazar.

Decir que estaba sumido en profundos pensamientos es un sarcasmo que la columneta no puede permitirse. Ya es nacionalmente reconocido que el señor Fox no piensa, no razona, ni siquiera imagina. Digamos que, carente de ideas, es el amo de las ocurrencias, de las sinrazones; sin embargo, en el momento que lo sorprendimos estaba en crisis. Consideraba que el país se encuentra en un momento verdaderamente trágico. La desunión entre los mexicanos era el gran problema y él era consciente de que su misión era afrontarlo. De pronto, un flashazo de su neurona cerebral se activó, tuvo una idea luminosa. Si se unieran los cinco ex presidentes (Salinas, Zedillo, Fox, Calderón, Peña Nieto) que representaban intereses, ideologías, concepciones políticas tan diferentes, renunciaran a sus intereses y ondearan juntos la bandera nacional, podrían tener un efecto definitivo en todos los mexicanos. Se entusiasmó con su idea, pero le surgió otra angustia. ¿Quién era el hombre con conocimientos, experiencia, cultura, pero sobre todo con una imagen pública capaz de convocar a todos los personajes mencionados? De repente, dio con la solución y comenzó a gritar: ¡Urekua! ¡Urekua!, recordando al matemático griego de nombre ¿Heródoto? ¿Sócrates? o ¿Arquímedes? (cualquiera de ellos da lo mismo, al cabo todos son de Polanco), quien metido en su bañera resolvió la duda que atormentaba al rey Hergón II, que moría por conocer el verdadero valor de la corona que portaba. De pronto, el científico mencionado (o bueno, alguno de los tres mencionados, para no arriesgar), encontró la respuesta mientras estaba en su spa, donde según lenguas viperinas sólo estaba tomando un baño. Allí concluyó que: el volumen del agua desplazada era correspondiente al volumen del cuerpo que fuera sumergido en ella. Al encenderse su mente, el griego saltó de la tina sin más vestuario que aquél con el que se estaba bañando y salió gritando por la calle: ¡Eureka! ¡Eureka!, que ya sabemos significa ¡lo encontré! ¡lo encontré!.

Afortunadamente Fox, un pudoroso cristiano, jamás llegaría a esas impúdicas costumbres que tenían los habitantes de la Grecia antigua. Lo de Urekua, Urekua tiene una entendible explicación: el pensador Fox es bilingüe; no, trilingüe. ¿Pero cuál era el motivo de tal regocijo de don Vicente? Pues que, enfrentado al casi irresoluble problema, de pronto se le iluminó el magín y con riesgo de contestarse a sí mismo de manera afirmativa, se preguntó, ¿Pues qué soy torpe? Está claro que yo no soy parte de la solución, soy la solución. Y como ha sido siempre de impulsivo, se dedicó a pensar cómo dar un golpe efectista para iniciar esta gran campaña de reivindicación nacional.

Pero para la columneta, el planteamiento de Fox no es el verdadero problema. Lo que la ha hecho tratar este tema en varias ocasiones es la respuesta de Andrés Manuel, llena de sarcasmo más que de ironía, pero que podría dejar a mucha gente pensando que era de a devis y con consecuencias imprevisibles. ¿Cuánta gente podría pensar que AMLO ha llevado hasta la exageración su política de abrazos y no consignaciones? Me entró el gran temor de que muchos mexicanos vieran en la foto propuesta por Fox una automática absolución o indulto, pese a que la SCJN sabiamente haya mantenido la constitucionalidad de la prisión preventiva oficiosa que se cierne sobre muchos cuellos que rechinan de albos.

Twitter: @ortiztejeda